En su discurso a los más de 500 mil jóvenes que se dieron cita en la ciudad de Loreto, el Papa Benedicto XVI agradeció y alentó a cuántos dedican su vida al servicio de Dios y precisó que la vida de consagración a Dios no es una vida en vano.
El Pontífice recordó en sus palabras al “Padre Giancarlo Bossi, por quien hemos rezado durante el periodo de su secuestro en Filipinas” y destacó que “para quien confía en Dios nada es imposible” y que tal principio “vale para quien está destinado a la vida matrimonial, y aún más para aquellos a quienes Dios propone una vida de total desapego de los bienes de la tierra para estar dedicados a su Reino a tiempo completo”.
Así, aprovecho la presencia del Padre Bossi para “saludar y agradecer a cuantos desgastan su existencia por Cristo en las fronteras de la evangelización”.