Un médico de Carolina del Norte salvó la vida de una bebé cuya madre -una joven embarazada de siete meses- inició un aborto con el fármaco RU-486 pero cambió de opinión.
El doctor Matthew Harrison nunca imaginó un caso como éste. El médico, que es asesor de la organización pro-vida Priests for Life, recibió en su consultorio a la acongojada joven de 20 años llamada Ashley. Ella temía por la vida de su bebé porque dos días atrás había tomado la píldora RU-486 en un abortuario, pero había cambiado de opinión sobre el aborto y quería saber si era posible salvar al bebé.
El aborto con RU-486 requiere que la embarazada consuma primero la droga mifiprex -que interfiere el trabajo de la progesterona y hambrea al bebé- y tres días después ingiera una segunda droga llamada cytotec o misoprostol, que causa contracción para que se produzca el parto de un bebé muerto.