Al recibir las cartas credenciales del primer embajador de la República Democrática de Timor Oriental, Justino Maria Aparício Guterres ante la Santa Sede, el Papa Benedicto XVI expresó su firme esperanza por el futuro del único enclave católico del sudeste asiático –además de las Filipinas-.
El día de la declaración de independencia nacional de Timor Oriental, 20 mayo de 2002, la Santa Sede estableció relaciones diplomáticas con este país, que logró su independencia de Indonesia y de la opresión islámica luego de una sangrienta lucha.
En su discurso, el Santo Padre afirmó que la reciente elección del Premio Nobel de la paz José Ramos Horta como Presidente de la República demuestra “la gran madurez cívica del pueblo de Timor, así como la esperanza que tiene en el proceso de construcción de un Estado de derecho democrático”.