El director ejecutivo de la Pastoral de Migraciones de Iquique, Francisco Murillo, manifestó su preocupación por el creciente número de inmigrantes peruanos que son víctimas de mafias que trafican personas, y expresó la solidaridad de la Iglesia con este grupo.
Murillo compartió “esperanza de que como Pastoral de Migraciones, podamos hacer algo” y denunció que los traficantes de personas que operan en el norte chileno “cobran entre 150 y 200 dólares por cada persona traficada”.
“Los hacen cruzar la frontera y los puestos de control en buses, camiones o caminado; para luego abandonarlos a su suerte en pleno desierto”, explicó Murillo y agregó que en ese momento comienza el trabajo de la Pastoral de Migraciones que acoge “a estas personas traficadas, mientras que se resuelve su problemática en nuestro país”.