Tras algunos años de estudio, la Comisión Teológica Internacional –que depende de la Congregación para la Doctrina de la Fe– ha publicado un documento que señala que la tradicional hipótesis teológica del limbo, el lugar donde estarían eternamente los niños muertos no bautizados sin gozar de la comunión con Dios, refleja una “visión excesivamente restrictiva de la salvación”.
En el documento “La esperanza de salvación para los niños que mueren sin haber sido bautizados”, cuya publicación fue aprobada por el Papa Benedicto XVI, la Comisión concluye que “el destino de los niños que mueren sin haber recibido el bautismo es el Cielo”.
En declaraciones a Radio Vaticano, el Secretario General de dicha Comisión, Padre Luis Ladaria, afirmó que “las razones fundamentales que han llevado a aclarar, desde el punto de vista teológico, que los niños que mueren sin haber sido bautizados van al Cielo están representadas, en primer lugar, por la misericordia infinita de Dios, que quiere que todos los hombres se salven”.