Un bebé de 22 semanas de gestación falleció tras varios días de agonía en el Hospital Meyer de Florencia. Su madre se sometió a un aborto tras saber que su hijo podría presentar malformaciones congénitas, pero el niño sobrevivió al procedimiento y los médicos se dieron cuenta de que el pequeño estaba completamente sano.
El niño pesaba solo 500 gramos y luchó por sobrevivir desde el aborto practicado el viernes pasado. Según fuentes médicas, la gestante se sometió a ecografías a las 20 y 21 semanas de gestación en el Hospital Careggi, que señalaron el riesgo de que el bebé sufriera una “atresia del esófago”, malformación que afecta a uno de cada tres mil 500 niños pero que puede ser corregida con cirugía en más del 90 por ciento de los casos.
En declaraciones al diario La Reppubblica, el director del departamento de ginecología del Careggi, Gianfranco Scarselli, señaló que tras las sospechas de malformaciones en el feto, los médicos le recomendaron a la mujer que se realizara una resonancia magnética para despejar las dudas.