Durante su intervención en la 92° sesión del Consejo de la Organización Internacional para las Migraciones, el Arzobispo Silvano M. Tomasi, C.S., Observador Permanente de la Santa Sede ante la Oficina de las Naciones Unidas en Ginebra (Suiza), insistió en la necesidad de mantener una apertura a la riqueza aportada por los inmigrantes.
En su discurso, el Arzobispo Tomasi afirmó que “la historia nos enseña que los emigrantes enriquecen las culturas y las sociedades y que las familias y comunidades transnacionales crean puentes de comprensión y de relaciones productivas. Esto demuestra que el recurso más importante es la persona humana”.
“Si la economía de los países receptores se beneficia del trabajo de los inmigrantes, se deben satisfacer las aspiraciones de estas personas y se les debe ofrecer la posibilidad de integrarse. La legislación nacional no se puede proponer regular únicamente los flujos de servicios y de trabajo, sin tener en cuenta a las personas que suministran estos servicios”.