Al recibir esta mañana a los prelados de la Conferencia de Obispos Católicos de Canadá Occidental, el Papa Benedicto XVI destacó que indicar la presencia destructiva del pecado es un “servicio de esperanza” y que se debe promover el Sacramento de la Reconciliación pues realiza la “plenitud de la curación” que todo ser humano anhela.
Comentando la parábola del hijo pródigo, el Santo Padre se preguntó si el hermano mayor no representa en cierto modo "a quienes se alejan tristemente de la Iglesia. Incapaz de pensar más allá de los límites de la justicia natural, permanece atrapado en la envidia y la soberbia, separado de Dios, aislado de los demás e intranquilo".
Así, el Pontífice subrayó que la responsabilidad de los obispos de indicar "la presencia destructiva del pecado es fácilmente comprendida como un servicio de esperanza: fortalece a los creyentes para evitar el mal y abrazar la perfección del amor y la plenitud de la vida cristiana”.