El aplazamiento de la ejecución de tres terroristas islámicos que participaron en los atentados cometidos en un resort de Bali en 2002 en el que fallecieron 202 personas y otras 209 resultaron heridas, coincide con la suspensión de la ejecución de los tres indonesios católicos; lo que ha generado algunas esperanzas entre los católicos del país.
Los tres musulmanes que debían morir fusilados, Amrozi Nurhasyim, Ali Gufron, e Imam Samudra, han evitado así la pena de muerte que sobre ellos pesa, mientras que los tres católicos que debieron ser ejecutados el 12 de agosto pasado, aún no lo han sido.
Fabianus Tibo, Domingus da Silva y Marinus Riwu, habían sido condenados a muerte por su participación en los incidentes que dejaron un saldo de 122 muertos en las Islas Célebes en 2001.