El Obispo de Faisalabad (Pakistán), Mons. Joseph Coutts, explicó que no ha cesado en sus esfuerzos por lograr que se haga justicia en el caso de Javen Anjum, un joven pakistaní asesinado en 2004 porque rechazó renunciar al cristianismo.
Anjum, de 19 años, visitaba a su madre en la zona este de Pakistán cuando fue llevado a una "madrassa" (escuela islámica) y le exigieron renunciar a su fe. Por rechazar el pedido, fue brutalmente golpeado antes de ser llevado a la estación de policía de Tolba, a unos 80 kilómetros de Faisalabad. Allí pudo revelar la identidad de sus agresores a quienes captó con una cámara de video, pero poco después murió.
La semana pasada, Mons. Coutts explicó en la sede portuguesa de la organización internacional Ayuda a la Iglesia que Sufre que, a dos años de la muerte del joven, el caso peligra pese a la evidencia incriminatoria del fiscal.