El Arzobispo de La Plata, Mons. Héctor Aguer, recordó recientemente que las Bienaventuranzas son el camino para alcanzar la verdadera felicidad, y que “la vocación cristiana a la alegría armoniza maravillosamente con nuestra inclinación natural más honda, pues estamos hechos para la felicidad”.
Mons. Aguer explicó que la alegría de Dios puede irrumpir en nuestro espíritu cuando nos abrimos a él, reconociendo sin embargo que “la experiencia de la vida nos desengaña un tanto, o más bien consigue aventar ilusiones desmedidas. Porque hay que reconocer que nuestra alegría es siempre imperfecta, frágil y está continuamente amenazada”.
“En la actualidad –continuó Mons. Aguer– se ofrecen al hombre múltiples ocasiones de placer; la propaganda agita la imaginación de las multitudes presentándole paraísos artificiales que despiertan una codicia imposible de saciar, porque, en realidad, la alegría verdadera tiene otras fuentes, viene de otra parte”, precisó.