Una vez conocida la decisión de la organización terrorista ETA de hacer un “alto el fuego permanente”, diversos obispos españoles expresaron su beneplácito y esperanza en que esto signifique un verdadero primer paso hacia una paz estable. Sin embargo, coincidieron en ser cautelosos, pues lo que se espera es que la banda terrorista “deje verdaderamente de matar”.
El Arzobispo de Pamplona y Obispo de Tudela, Mons. Fernando Sebastián reconoció, que es "un paso hacia delante", aunque precisó, "primero hay que ver qué significa un alto el fuego permanente".
“Parece que en sentido literal quiere decir un final definitivo de las hostilidades, de los ataques terroristas, y esto es lo que tenemos que esperar y exigir, que ETA renuncie definitivamente a la violencia, entregue o inutilice las armas y se incorpore a la vida democrática y política defendiendo sus objetivos políticos de manera pacífica".