El principal desafío en Venezuela es evangelizar. En un país cuya población ha crecido mucho en los últimos años se necesita una evangelización a fondo, esa Nueva Evangelización de la que hablaba el Santo Padre Juan Pablo II y, por supuesto, la renovación de la Iglesia en la línea del Concilio Plenario de Venezuela que concluimos en el mes de agosto del 2005 y cuyas conclusiones, una vez aprobadas por la Santa Sede, van a ser implementadas para impulsar un crecimiento, una renovación espiritual llena de alegría pascual, con entusiasmo verdaderamente apostólico en todos los sectores de la Iglesia en Venezuela.
¿Cómo ve la situación de la Iglesia en Venezuela?
La Iglesia está en marcha, viva, trabajando fuertemente, por supuesto con los problemas que tenemos por la escasez de agentes pastorales: sacerdotes, religiosos y religiosas, pero la Iglesia se está moviendo. Hemos tenido en los últimos años siempre una gran aceptación, una gran credibilidad por parte de todo el pueblo venezolano, de manera que están dadas las condiciones para que sigamos adelante trabajando por la evangelización, por los pobres y por esa renovación fundamental de la Iglesia en nuestra patria.
Hay una gran alegría en la Iglesia en América Latina por su nombramiento…