Al recibir la noticia del asesinato del P. Andrea Santoro en Turquía, el Vicario de la diócesis de Roma, Cardenal Camillo Ruini, declaró que este acontecimiento constituye un nuevo eslabón de la “larga cadena de sacerdotes romanos que han derramado su sangre por el Señor” y aseguró que la diócesis agradece a Dios por su “fúlgido testimonio con la humilde certeza de que de ella nacerá nueva vida cristiana”.
La diócesis de Roma, a la que pertenecía el misionero enviado a Turquía como sacerdote “Fidei donum”, concedió una declaración en la que asegura que todos los feligreses romanos “que querían y estimaban intensamente a don Andrea, antes párroco de las parroquias romanas de Jesús de Nazareth y luego de los Santos Fabián y Venancio, fuertemente impresionados por esta triste noticia, elevan al Señor intensas oraciones por don Andrea, por su anciana madre, las hermanas y todos los familiares”.
“Con este trágico acontecimiento se añade un nuevo eslabón a la larga cadena de sacerdotes romanos que han derramado su sangre por el Señor. Don Andrea había deseado y pedido intensamente dejar Roma para ir a Anatolia, para estar en aquella tierra como testigo silencioso y orante de Jesucristo, en el respeto de las leyes locales”, se lee en el comunicado difundido por la agencia Fides.