Al expresarse sobre las “recientes representaciones ofensivas de los sentimientos religiosos” de los musulmanes en periódicos europeos, la Santa Sede afirmó que el ejercicio del “derecho a la libertad de pensamiento y expresión” no puede implicar “el derecho a ofender el sentimiento religioso de los creyentes” de cualquier religión y, al mismo tiempo, rechazó las acciones violentas de protesta.
Según un comunicado de la Sala de Prensa del Vaticano, “la convivencia humana exige un clima de respeto mutuo, para favorecer la paz entre los hombres y las naciones”. Las críticas hacia los demás significan “una falta de sensibilidad humana y pueden constituir en algunos casos una provocación inadmisible”, señala el comunicado que advierte que “la lectura de la historia nos enseña que con esta vía no se curan las heridas en la vida de los pueblos”.
Sin embargo, el Vaticano aclara que “las ofensas cometidas por personas individuales o por órganos de prensa no pueden imputarse a las instituciones públicas de ese país”, aunque, continúa, “las autoridades podrán y deberán, eventualmente, intervenir según los principios de la legislación nacional”.