Al terminar Ramadán, Santa Sede reitera a musulmanes deseo de diálogo

Con motivo de la fiesta anual del “Id al-Fitr”, al final del mes de Ramadán, el Presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, Mons. Michael Fitzgerald, reiteró la decisión de la Iglesia de profundizar el diálogo con los musulmanes e hizo votos para que junto con los cristianos vivan “en una sincera fraternidad”.

"Mostremos que como cristianos y musulmanes, podemos vivir juntos en una sincera fraternidad, tratando de cumplir siempre la voluntad de Dios Misericordioso, que ha creado a la humanidad para que fuese una familia", expresó Mons. Fitzgerald en el tradicional mensaje con motivo del final de Ramadán.

En el comunicado “Continuando por la senda del diálogo”, el Presidente del Pontificio Consejo dirigió al mundo musulmán sus “mejores auspicios de una festividad gozosa”.

Tras resaltar el compromiso y relevancia del Papa Juan Pablo II en el diálogo con los hermanos musulmanes –que se evidenció en el reconocimiento que muchos personajes islámicos le rindieron en su funeral en abril de 2005–, Mons. Fitzgerald resaltó el saludo que el actual Pontífice Benedicto XVI les dirigió al inicio de su pontificado.

“Agradezco en particular la presencia entre nosotros de los miembros de la comunidad musulmana, y expreso mi aprecio por el progreso del diálogo entre musulmanes y cristianos, tanto a nivel local como internacional. Os aseguro que la Iglesia quiere seguir construyendo puentes de amistad con los seguidores de todas las religiones, para buscar el verdadero bien de cada persona y de la sociedad entera”, dijo el Papa en aquella ocasión.

Es costumbre que el Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso envíe un mensaje a los musulmanes con motivo del final de Ramadán. Aunque generalmente es el Presidente del organismo vaticano quien firma el mensaje, en 1991, con ocasión de la primera Guerra del Golfo, el mensaje fue firmado por el Papa Juan Pablo II. En aquella oportunidad, el fallecido Pontífice afirmó la necesidad de “un diálogo sincero, profundo y constante entre creyentes católicos y creyentes musulmanes, del que pueda surgir un mayor conocimiento y confianza recíproca”.