Durante la 15º Congregación General del Sínodo tuvo la palabra el Obispo de Hong Kong, Mons. Joseph Zen, quien tras describir brevemente la situación de la Iglesia en China, manifestó su confianza en que por la Eucaristía se pueda llegar rápidamente a la libertad religiosa.
Al iniciar su intervención, el Prelado hizo notar a los presentes que “la Iglesia en China, aparentemente dividida en dos, una oficial reconocida por el Gobierno y una clandestina que se niega a ser independiente de Roma, es en realidad una sola Iglesia, pues todos quieren estar unidos al Papa”.
Continuó diciendo que “tras largos años de separación forzada, la gran mayoría de los obispos de la Iglesia oficial han sido legitimados por la magnanimidad del Santo Padre. Especialmente en los últimos años resulta siempre más claro que los obispos ordenados sin la aprobación del romano Pontífice no son aceptados ni por el clero ni por los fieles”.