En un comunicado emitido luego de la aprobación de la ley C-38 que legaliza los “matrimonios” homosexuales en el país, la Conferencia de Obispos Católicos de Canadá (CCCB) precisó que “la realidad universal y fundamental del matrimonio se basa en la unión de un hombre y una mujer para toda la vida” y que los católicos deben mantener su oposición, incluso con la ley aprobada.
Para los prelados canadienses el debate sobre este tema “está lejos de haber terminado” y la realidad de las uniones homosexuales legales será un asunto a tratar durante las siguientes elecciones que se realizarán en abril del próximo año.
Los obispos buscan proteger la definición tradicional de matrimonio y sus esfuerzos para lograrlo se mantendrán hacia el futuro. Al mismo tiempo señalaron que eso no quita que los homosexuales deban ser tratados “con respeto, compasión y sensibilidad (…) y evitar todo tipo de discriminación en su contra”, como afirma el Catecismo de la Iglesia Católica.