Cuando esta mañana, los restos del Papa Juan Pablo II fueron sepultados en la cripta vaticana, su ataúd incluyó algunos objetos contemplados en el rito fúnebre. Uno de los más llamativo fue el “rogito”, un tubo de plomo con dos hojas de pergamino que presentan su vida "como santa, testimonio de piedad y paternidad".
Según algunas agencias internacionales, el contenido trascendió tras la lectura de este documento por parte del Maestro de Ceremonias Pontificias, Mons. Piero Marini, antes que se cerrara el sencillo ataúd de ciprés con la cruz y la “M” de María impresas. La descripción del “rogito” termina con la frase "Juan Pablo II ha dejado a todos un testimonio de piedad, vida santa y paternidad universal".
El texto, que queda para la posteridad, fue firmado por todos los cardenales que asistieron al acto, el Camarlengo, Eduardo Martínez Somalo; el Secretario de Estado, Angelo Sodano; el arcipreste de la basílica vaticana, Francesco Marchisano; el vicario de Roma, Camillo Ruini; el Decano del Colegio Cardenalicio, Joseph Ratzinger; el Prefecto de la Casa Pontificia, Mons. James Harvey; y el secretario del Papa, Mons. Stanislao Dziwisz.