Probablemente esté lejos de Roma, pero la polaca Mary Romanowski se descubre hermanada en el dolor con Juan Pablo II.
Mientras dura la hospitalización del Pontífice, Romanowski de 90 años, que sufre de artritis severa, ofrece el rezo del Rosario por él. Sentada en su sala, en su casa en Port Richmond, le narra al enviado del diario Philadelphia Enquirer sus más profundos deseos interpretados por su hija y compañera en la oración, Theresa.
"Cuando ella se siente peor, porque tiene días buenos y días malos, siempre piensa en él (el Papa) cargando su cruz; y ella quiere cargar su cruz con él”, comenta Theresa y añade “mi madre desea que parte de su dolor (del Santo Padre) se lo transmita a ella”.