Para reducir el número de abortos de niñas chinas, perpetrados por parejas que buscan que el único hijo que les permite tener el gobierno sea varón, un grupo de legisladores chinos estudia la posibilidad de penalizar la práctica de anunciar el sexo del bebé antes del parto.
El Gobierno chino prohíbe a las parejas tener más de un hijo y, en caso de concebir un segundo niño deben abortarlo. Por motivos culturales la sociedad china valora más a los hijos varones, lo que lleva a millones de parejas a optar por abortar a todas sus hijas mujeres hasta concebir a un varón.
Actualmente, es ilegal el empleo de ultrasonido u otros métodos para determinar el sexo de un bebé por razones que no sean estrictamente médicas, pero quienes incumplen con esa disposición sólo deben hacer frente a sanciones administrativas y no a cargos penales.