Mons. Silvio Báez, Obispo Auxiliar de Managua (Nicaragua) y en el exilio desde 2019 por sus críticas a la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, afirmó a poco de celebrarse la Navidad que Dios no nos abandona, incluso en medio de la oscuridad o ante el poder opresor.
Así lo indicó el prelado en la homilía de la Misa que presidió el domingo en la iglesia Santa Agatha en Miami, en la que meditó sobre la figura de San José, y como ante el dolor de ver a María embarazada sin haberse casado con ella, decide repudiarla en secreto porque era justo, para evitar que fuera lapidada. Y luego cómo obedece a Dios, la toma por esposa y le pone por nombre a su hijo Jesús, cumpliendo la voluntad divina.
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“De San José podemos aprender a respetar la dignidad de los demás sin agraviar, sin dañarlo, sin hacerlo sufrir, sin manipular ni usar a nadie como si fuera una cosa. Es una gran lección de José el justo. Nuestras familias serían más felices si en lugar de la ofensa le diéramos preferencia a la comprensión, si en lugar de la ira eligiéramos la bondad y el perdón”, destacó el prelado nicaragüense.
“La experiencia de San José nos enseña que Dios actúa no solamente a través de los momentos luminosos y las experiencias agradables de la vida, sino que puede hacerse presente también a través de nuestras dudas, miedos, tristezas y debilidades”, subrayó.
Descubrir la presencia de Dios donde parece ausente
“Hay que aprender a descubrir la presencia de Dios allí donde parece estar ausente, porque Él nunca nos abandona como no abandonó a José. En medio de la oscuridad, Dios siempre nos abre horizontes nuevos y nos invita a caminar por caminos más hermosos que los nuestros”, explicó el prelado.
Báez destacó asimismo que San José enseña que “a nivel social, frente al poder del opresor, delante del cual nos sentimos muchas veces impotentes, no debemos caer en la desesperanza, pensando que todo es inútil y no hay nada que hacer. Confiemos siempre en el Dios que hace que lo que parece límite se vuelva un nuevo horizonte y que lo que se experimenta como imposible se transforme en el inicio de una nueva realidad”.
“Tampoco nos dejemos llevar por egoísmos estériles y ansias de protagonismo. Dios está con quienes, como San José, aún en medio de la oscuridad de la historia, saben soñar, escuchar, abajarse y poner a los demás en primer lugar (…) la vida de San José es la vida de un hombre justo, porque fue bueno y noble, y porque creyó y fue dócil a los caminos de Dios”.
En esta Navidad, dijo el obispo, “que San José nos inspire a educar nuestro corazón a la bondad y a la nobleza, y nos preparemos a la fiesta de Navidad acogiendo a los demás, perdonando a quien nos ha hecho algo y amando a todos sin excluir a nadie”.
Para concluir, el prelado alentó a que en esta Navidad, San José y la Virgen María “nos enseñen la alegría de creer y nos den la fortaleza, la fortaleza necesaria para acoger y seguir siempre con docilidad los caminos de Dios”.

