El P. Manuel Chouciño, experto en nueva evangelización que ha sorprendido por organizar un escape room en un monasterio español, se muestra convencido de que los católicos “estamos de moda”, porque la gente “está cansada de estar tan vacía”.
Llegado apenas tres meses atrás a la parroquia-monasterio del Divino Salvador de Lérez, perteneciente a la Archidiócesis de Santiago de Compostela, el P. Chouociño vio en el lugar, un antiguo cenobio benedictino, grandes posibilidades para evangelizar.
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El monasterio quedó vacío desde 1835 debido al proceso de expropiación forzoso de bienes de la Iglesia Católica conocido como “desamortización”, pero a ojos de un sacerdote con más de 40 años de experiencia en animación y tiempo libre, estaba lleno de posibilidades. Y la feligresía estaba dispuesta a seguirle.
“Cuando ves que hay un periodo bastante largo en el que la gente está medio deprimida a nivel pastoral y que ellos están por la labor, que ves que hay interés y hay ganas, pues entonces te lías la manta a la cabeza y dices: vamos para adelante con lo que sea”, describe en conversación con ACI Prensa.
Unas 700 personas han podido disfrutar de la experiencia, en la que se han adentrado en el mundo monástico medieval mediante diferentes pruebas que han superado familias enteras: Descubrir las horas de oración de los monjes a través de campanas, identificar y combinar hierbas propias de la farmacopea benedictina o encontrar un mensaje oculto con la ayuda de un espejo.

Esta actividad es la punta de lanza de un plan tan ambicioso como creativo que trata de responder a la sed espiritual de la sociedad.
“Me da que la tendencia es que vamos a estar de moda una temporadita los católicos”, asevera el P. Chouciño, convencido de que “la gente está cansada de estar tan vacía. Entonces necesitan volver, es algo que está instalado dentro de nosotros, no lo podemos evitar”.
La sociedad está “agotada de tanto wokismo y de tanto rollo. Y lo que quieren es algo un poco más profundo, que les resuelva las preguntas importantes de la existencia. Ahí es donde vuelven, por lo menos los que son de cultura cristiana, a replantearse la fe”, explica.
Comunidades “acogedoras, no señaladoras”
El proyecto del escape room es parte de la respuesta a esa sed espiritual, porque, “para que ellos se sientan cómodos para su vuelta o para su inicio hay que facilitárselo un poquito con el lenguaje, pero también con nuestra actitud personal”.
En este sentido, subraya que los sacerdotes y las comunidades han de ser “acogedoras, no señaladoras” y estar dispuestas a “amarles y a quererles y acogerles en su casa, no nuestra casa”, como al hijo pródigo.
El presbítero forma parte de una unidad pastoral nueva junto a otros cuatro sacerdotes que están encargado de 10 parroquias y se sienten muy respaldados en estas nuevas iniciativas por el Arzobispo de Santiago de Compostela, Mons. Francisco Prieto, que fue delegado de nueva evangelización en la Diócesis de Orense, de la que es originario.
“Hemos tirado por la vía dura. Vamos a por la gente que si entra en una iglesia le sale humo por los pies”, explica, por lo que se hace necesario “proponer iniciativas que les apetezca”, como visitas guiadas al monasterio, en las que les enseña hasta su cuarto.
En ellas aprovecha para explicarles el proyecto de que el monasterio-parroquia se convierta en un gran centro de pastoral de la vicaría territorial de Pontevedra, abierto a todas las iniciativas católicas y también a la sociedad civil.
Próxima gran cita: “churrascoración”
El programa de actividades de nueva evangelización que están desarrollando en este final de Adviento y hasta la Epifanía, ya hay otras citas interesantes. Una fiesta de Navidad después de la Misa de Gallo; un encuentro festivo familiar el día de los Santos Inocentes, a modo de previa del fin de año secular y “una combinación de las dos mejores cosas del mundo”, que el sacerdote ha bautizado como “churrascoración”.
Será el domingo 4 de enero. “Vamos a hacer un churrasco tremendo”, explica el P. Chouciño, quien ha cocinado para grupos de hasta 400 personas en el pasado y está convencido de que “es un instrumento de evangelización muy potente”.
Esta afirmación tiene un sustento teológico. El párroco lleva ocho años en la Archidiócesis de Santiago, pero antes estuvo en la de Diócesis Orihuela- Alicante, donde asistió a un ciclo de conferencias titulado Las comidas de Jesús.
“El Señor tonto no es, y si él utilizaba los espacios de encuentro alrededor de una mesa para transmitir el evangelio es porque en una comida bajamos todos nuestros muros, nos relajamos, se habla de todo y se pregunta de todo”, argumenta.
El P. Chouciño parece un pozo sin fondo de ideas para evangelizar y sólo su determinación supera su entusiasmo: “sigo amenazando con que voy a seguir dando leña aquí todo lo que pueda”.

