Las 10 mejores frases de la nueva Carta Apostólica del Papa León XIV

A pocos días del Viaje Apostólico a Turquía para conmemorar el 1700 aniversario del Concilio Ecuménico de Nicea, el Papa León XIV publicó una nueva Carta apostólica reafirmando “en la unidad de la fe” la respuesta de los Padres conciliares que “confesaron que Jesús es el Hijo de Dios”. 

En el texto, difundido este domingo, el Santo Padre insta a “dejar atrás controversias teológicas” en favor de la unidad de los cristianos. Lea aquí las 10 mejores frases del documento magisterial.

1. El restablecimiento de la unidad entre los cristianos no nos empobrece, al contrario, nos enriquece. Como en Nicea, este propósito sólo será posible mediante un camino paciente, largo y a veces difícil de escucha y acogida recíproca.

2. El Credo de Nicea puede ser la base y el criterio de referencia de este camino. Nos propone, de hecho, un modelo de verdadera unidad en la legítima diversidad. Unidad en la Trinidad, Trinidad en la Unidad, porque la unidad sin multiplicidad es tiranía, la multiplicidad sin unidad es desintegración. 

3. El amor a Dios sin el amor al prójimo es hipocresía; el amor radical al prójimo, sobre todo el amor a los enemigos sin el amor a Dios, es un heroísmo que nos supera y oprime.

4. En un mundo dividido y desgarrado por muchos conflictos, la única Comunidad cristiana universal puede ser signo de paz e instrumento de reconciliación, contribuyendo de modo decisivo a un compromiso mundial por la paz.

5. El Credo de Nicea nos invita entonces a un examen de conciencia. ¿Qué significa Dios para mí y cómo doy testimonio de la fe en Él? ¿Es el único y solo Dios realmente el Señor de la vida, o hay ídolos más importantes que Dios y sus mandamientos?
   

6. Hoy, para muchos, Dios y la cuestión de Dios casi ya no tienen significado en la vida. El Concilio Vaticano II recalcó que los cristianos son al menos en parte responsables de esta situación, porque no dan testimonio de la verdadera fe y ocultan el auténtico rostro de Dios con estilos de vida y acciones alejadas del Evangelio.
   

7. Los Padres de Nicea quisieron permanecer firmemente fieles al monoteísmo bíblico y al realismo de la encarnación. Quisieron reafirmar que el único y verdadero Dios no es inalcanzablemente lejano a nosotros, sino que, por el contrario, se ha hecho cercano y ha salido a nuestro encuentro en Jesucristo.

8. La divinización es, por tanto, la verdadera humanización. He aquí por qué la existencia del hombre apunta más allá de sí misma, busca más allá de sí misma, desea más allá de sí misma y está inquieta hasta que reposa en Dios.

9. La liturgia y la vida cristiana están, por tanto, firmemente ancladas en el Credo de Nicea y Constantinopla: lo que decimos con la boca debe venir del corazón, de modo que sea testimoniado en la vida. Debemos preguntarnos, por tanto: ¿qué ha sido de la recepción interior del Credo hoy? ¿Sentimos que concierne también a nuestra situación actual? 
   

10. El Credo de Nicea no formula una teoría filosófica. Profesa la fe en el Dios que nos ha redimido por medio de Jesucristo. Se trata del Dios viviente: Él quiere que tengamos vida y que la tengamos en abundancia.