Más de 80 representantes de congregaciones religiosas e instituciones de la Iglesia Católica de América Latina que trabajan con personas en situación de vulnerabilidad se reunieron en la Ciudad de México, del 29 al 31 de octubre, con la esperanza de fortalecer redes de colaboración y promover el bien común.  

El encuentro fue convocado por la Fundación Conrad N. Hilton, propietaria de la cadena hotelera Hilton, que a través de su programa Catholic Sisters Initiative (Iniciativa de Hermanas Católicas) apoya a quienes desarrollan proyectos en favor de “personas en comunidades marginadas que sufren injusticia, conflicto y desventajas”. 

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Durante los días del encuentro, religiosas de distintos carismas compartieron sus experiencias y desafíos. La religiosa Jane Wakahiu, de las Hermanitas de San Francisco y vicepresidenta asociada de programas en la Fundación Hilton, lo describió como un momento de “inspiración, escucha y acompañamiento”.  

Indicó que escuchar los testimonios de las religiosas le permitió “ver su resiliencia, su compasión y la forma en que acompañan a quienes viven en situaciones de vulnerabilidad y trabajan en contextos frágiles”. Las iniciativas de ayuda humanitaria abordan temas como la migración, la formación laboral y el apoyo a mujeres víctimas de la violencia, entre otros. 

La religiosa señaló que, en los últimos cuatro años, la Catholic Sisters Initiative ha apoyado a más de 80.000 religiosas en todo el mundo, 24.000 de ellas en América Latina, mediante programas de formación, liderazgo y servicio. Gracias a ello, “más de seis millones de jóvenes han sido capacitados y colocados en empleos; 249.000 provienen de América Latina”. 

“Todos podemos hacer algo” 

Entre las participantes estuvo la Hermana Clara Torres Acevedo, Misionera Comboniana y coordinadora de la Red Rahamim, que combate la trata de personas en México.  

En entrevista con ACI Prensa compartió que, estos días fueron una oportunidad de “aprender buenas técnicas, maneras de compartir, de pasar el mensaje, es ir aprendiendo unos de otros”.  

“En este caso concreto, con nosotras, el monstruo [la trata de personas] al que nos enfrentamos es de unas dimensiones enormes. No podemos esperar que una sola, ni siquiera un gobierno, una organización, una iglesia, pueda hacer todo; todos podemos hacer algo”, aseguró.  

Coincide la Hermana María Magdalena Silva Rentería, de la Congregación de Hermanas Josefinas y directora de Casa de Acogida Formación y Empoderamiento de la Mujer Migrante y Refugiada (CAFEMIN), quien compartió con ACI Prensa que es tarea de todos “combatir la cultura del descarte”.  

En este sentido, animó a todos los miembros de la Iglesia Católica a “abonar, el convocar, el articular; es el tiempo de las redes, porque solas no podemos”.   

Señaló que quizá sea algo pequeño y todavía incipiente, pero que se está intentando; es, dijo, “esa levadura, es ese granito de mostaza, que, con el tiempo esto puede crecer”.  

La labor de las religiosas: el rostro bello de la Iglesia  

La Hna. Alessandra Smerilli, secretaria del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral del Vaticano, quien también estuvo en la reunión, reconoció que el trabajo de las religiosas en América Latina demuestra “un rostro muy bello de la Iglesia”.  

En entrevista con ACI Prensa, explicó que durante esos días, escuchó testimonios de religiosas que realizan un trabajo que puede parecer “muy silenciosa y escondida, que no hace mucho ruido”. Sin embargo, señaló que esta es “el corazón palpitante de la Iglesia y de su cercanía con los pobres”. 

“He notado en las religiosas presentes en este encuentro mucho coraje, mucha energía, una esperanza concreta: pocas palabras y muchos hechos”, aseguró.