Durante la primera audiencia general del año 2005, el Papa Juan Pablo II encomendó este nuevo año a la Virgen María “Reina de la Paz”.
El Pontífice recordó durante la audiencia que en estos días “hemos contemplado el gran misterio del Nacimiento de Jesús, en el que Dios ha entrado definitivamente en la historia, ofreciendo la salvación a los hombres de todos los tiempos y lugares”.
El Papa recordó luego que la fiesta de la Epifanía “nos recuerda esta universalidad de la salvación: el Hijo de Dios, nacido en Belén, es adorado y reconocido por los Magos venidos desde el Oriente, representantes cualificados de toda la humanidad”.