La Conferencia Episcopal Peruana (CEP) exhortó el lunes a las autoridades y a toda la población a unirse por la paz y la defensa de la vida, frente al clima de violencia e inseguridad que vive el país y que está motivando protestas de transportistas en diversas regiones.
“Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios” (Mt 5,9), encabeza el comunicado difundido por la CEP, en el que los obispos expresan su cercanía al pueblo peruano “ante la difícil situación que atraviesa nuestro país y, en particular, frente a las recientes protestas pacíficas de los choferes que exigen seguridad y el fin de la violencia generada por el sicariato”.
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En los últimos meses, diversas asociaciones de transportistas han denunciado el aumento del cobro de cupos —cantidades de dinero que exigen bandas criminales a cambio de “protección’—, y el asesinato de varios conductores que se negaron a pagar dichas extorsiones.
Ante esta situación, varios gremios de transportistas realizaron una paralización de 24 horas el lunes 6 de octubre, exigiendo medidas urgentes del Gobierno para frenar la ola de violencia.
Tras una reunión sostenida en la sede de la Presidencia del Consejo de Ministros, el premier Eduardo Arana informó que los gremios acordaron levantar la paralización y restablecer el servicio de transporte desde el martes 7 de octubre, además de constituir una mesa de trabajo permanente entre el Ejecutivo y el sector transportes para atender sus demandas.
En su mensaje, los obispos peruanos reconocieron que “cuando las protestas se realizan de manera pacífica y sin intereses políticos de por medio, se convierten en un grito justo que reclama atención, escucha y solución ante un problema tan grave como es la inseguridad y la pérdida de vidas humanas en nuestras calles”.
Asimismo, hicieron un llamado directo a las autoridades: “Invitamos al Gobierno y a las autoridades competentes a escuchar con apertura y responsabilidad la voz del pueblo, especialmente cuando ésta nace del sufrimiento cotidiano, del miedo a perder la vida, y del clamor por justicia y paz”.
El Episcopado advirtió que el país no puede acostumbrarse a convivir con el miedo ni con la violencia.
“Invocamos a todos los peruanos a unirse, más allá de las diferencias políticas o sociales, en un compromiso común por la paz, el respeto a la vida y la dignidad de cada persona. No podemos acostumbrarnos a vivir en medio del temor y la violencia. Las muertes deben parar. Todos juntos debemos construir la paz”, señala el texto.
Finalmente, los obispos encomendaron al país a la protección del Cristo Moreno: “Que el Señor de los Milagros proteja y acompañe a nuestro pueblo, especialmente a quienes más sufren, y nos ayude a lograr una sociedad más justa, solidaria y fraterna”.

