En el marco de las fiestas patronales en honor de la Virgen de la Merced, patrona de la ciudad de Corrientes, el Arzobispo local, Mons. José Adolfo Larregain recibirá el palio arzobispal de manos del Nuncio Apostólico, Mons. Miroslaw Adamczyk.
Tradicionalmente, la imposición del palio es efectuada por el Papa en el marco de la Solemnidad de San Pedro y San Pablo, pero al no haber podido participar de la ceremonia, Mons. Larregain lo recibirá en su arquidiócesis. Quienes sí asistieron a la imposición en Roma fueron Mons. Gustavo Carrara, Arzobispo de La Plata; y Mons. Raúl Martín, Arzobispo electo de Paraná.
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La celebración eucarística está prevista para el 24 de septiembre, luego de la procesión dedicada a Nuestra Señora de la Merced prevista para las 16:00 horas, y será presidida por el Nuncio Apostólico en Argentina, Mons. Miroslaw Adamczyk,
Al convocar a la comunidad a participar de esta celebración "histórica", Mons. Larregain recordó que el palio fue bendecido el pasado 29 de junio en el Vaticano, y será impuesto en esta fecha tan significativa para la arquidiócesis y para los correntinos.
"Es la primera vez que algo así se realiza en Corrientes", destacó el prelado, y explicó que el palio representa el servicio del Buen Pastor, que carga sobre sus hombros a la oveja herida, perdida o lastimada.
"Cada cruz recuerda las heridas de Jesús y los tres clavos de su pasión, signo de un pastor que se entrega por su pueblo", agregó, refiriéndose al bordado que lleva el palio.
En ese marco, invitó a los fieles a acercarse desde “los cuatro puntos cardinales” de la provincia, para asistir a esta ceremonia “hermosa y única”, como también a rezar, en el Año de la Esperanza, para que como "peregrinos de la esperanza, sigamos con la mirada puesta en Jesús, el Señor".
¿Qué es el palio arzobispal?
Se trata de un ornamento litúrgico confeccionado con lana blanca, con forma de banda circular, que simboliza la autoridad y jurisdicción del arzobispo sobre su arquidiócesis y, a la vez, su comunión con el Papa y la Iglesia universal.
Este símbolo de honor se realiza con lana de corderos bendecidos el 21 de enero y se impone a los arzobispos metropolitanos cada año en la Solemnidad de San Pedro y San Pablo, el 29 de junio.
El mensaje que simboliza el palio es que el verdadero poder es el servicio, invitando a los obispos a ejercer su misión con humildad, caridad y cercanía al pueblo fiel.
Al reflexionar sobre este acontecimiento, Mons. Larregain consideró que la imposición del palio “trasciende lo meramente ceremonial, poseyendo un profundo simbolismo teológico pastoral” y explicó que “su uso no es simplemente una cuestión de vestimenta y ornamentación litúrgica vistosa, es emblema del compromiso con la misión pastoral al rebaño confiado”.
“El palio arzobispal es rico en su analogía: la lana del cordero representa la oveja perdida, enferma o débil que el pastor lleva sobre su espalda para conducirla a los verdes pastos y aguas fecundas de la vida”, detalló.
“El palio indica primeramente que Cristo nos lleva a nosotros y al mismo tiempo, nos invita a llevarnos comprometidamente unos a otros. Es un llamado a la mutua carga, a la humildad, al servicio y sacrificio en el ejercicio del ministerio episcopal”, concluye.



