Al recibir las cartas credenciales del nuevo embajador de la República del Perú, Pablo Morán Val, el Papa Juan Pablo II exhortó a la nación a trabajar por los desheredados, a la vez que pidió que la defensa de la vida humana no quede fuera de los planes de los gobernantes.
El Pontífice la tradición religiosa de “una Nación cuya Constitución comienza invocando a Dios todopoderoso y reconoce el estrecho vínculo de colaboración del Estado con la Iglesia”.
“La vida religiosa en Perú, animada por la acción de los Obispos y los sacerdotes, sus colaboradores, concretada en las diversas comunidades y movimientos, en los centros de culto, asistenciales, educativos y de promoción humana y social, es un signo muy claro de cómo la vitalidad de la fe puede seguir sosteniendo los esfuerzos denodados de un noble pueblo que se afana en el progreso sin dejar de lado las raíces auténticas de su identidad cristiana”, dijo el Pontífice.