El mayor fragmento de la Cruz de Cristo, que se conserva en el monasterio de Santo Toribio de Liébana (España), está ahora bajo la custodia de frailes franciscanos procedentes de México, quienes relevan a los españoles.
El pasado domingo 14 de septiembre, fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, fueron presentados los tres primeros religiosos procedentes de la Conferencia Franciscana Santa María de Guadalupe y del Caribe.
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Hasta ahora, eran frailes de la Provincia Franciscana de Aránzazu los que desempeñaban esta labor, pero la caída de vocaciones y el aumento de la edad media de los hermanos, hacía imposible continuar con la tarea iniciada en 1961.
A la espera de la llegada de un cuarto hermano franciscano, ya se encuentran en España fray José de Jesús Rodríguez, fray Felipe Álvarez y fray Rafael Rizo. Este último fue el encargado de saludar a los presentes en el Monasterio el pasado domingo y mostrar su disposición a “colaborar con la parroquia en una pastoral de salida, de conjunto, y continuando la misión de la Iglesia, estableciendo el reino de los cielos”.
El P. Rizo expresó, además, su deseo de que el Monasterio de Santo Toribio de Liébana, con su presencia, “sea signo de conversión, que sea un signo de caridad, de paz y de misericordia, que sea un signo de presencia evangélica”.
La continuidad de la presencia franciscana en este importante centro de espiritualidad ha corrido peligro.
En abril de 2024, el presidente de la Cofradía de la Santísima Cruz de Santo Toribio de Liébana, José Redondo, alertó de que el provincial de los franciscanos de la Provincia de Aránzazu, P. José María Arregui, había manifestado al Obispo de Santander, Mons. Arturo Ros, su intención de que la reducida comunidad de tres frailes, todos de avanzada edad, se retirara del lugar en 2025.




