Con la presencia del obispo nicaragüense Silvio Báez, en el exilio desde 2019, los carmelitas descalzos celebraron los 75 años de su llegada a República Dominicana, “un camino de fe, servicio y amor al estilo de Santa Teresa y San Juan de la Cruz”.

¿Quién es el obispo Silvio Báez?

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Mons. Silvio José Báez Ortega es obispo auxiliar de Managua (Nicaragua) desde 2009. Tiene 67 años y es carmelita.

El 23 de abril de 2019, siendo una de las voces más críticas de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo en Nicaragua, dejó su patria ante la persecución del régimen. Lleva más de seis años en el exilio.

“Este sábado 9 de agosto fui invitado a presidir la celebración por los 75 años de la llegada de los Carmelitas a República Dominicana. Con gran participación del pueblo de Dios, ofrecí una conferencia y presidí la Eucaristía. ¡Felicidades a mis hermanos Carmelitas!”, indicó el prelado en su cuenta de X.


Mons. Báez también compartió que ese mismo sábado concluyó “la semana de ejercicios espirituales anuales que prediqué a mis hermanos Carmelitas del Caribe en República Dominicana. Días muy ricos de oración y escucha de la Palabra de Dios. ¡Gracias, hermanos, por su testimonio cristiano y su fraternal acogida!”.


Los 75 años de los Carmelitas Descalzos en República Dominicana

El Comisariato San José del Caribe de los Carmelitas Descalzos informó en sus redes sociales que la celebración del 9 de agosto se realizó en el Centro Educativo de los Salesianos en Santiago de los Caballeros, a donde llegaron cientos de fieles, religiosos y laicos, desde distintos lugares del país.

Luego de unas palabras iniciales de bienvenida, Mons. Silvio Báez tuvo a su cargo una conferencia titulada “Nuestra misión como profetas”.

“El Señor es quien sostiene al profeta en su misión; no se sostiene por sí solo. El profeta Elías, nuestro padre, es el mejor ejemplo”, afirmó el obispo nicaragüense. En ese sentido explicó que hay tres aspectos esenciales para esta tarea.

1. Familiaridad con Dios: Ser “amigos fuertes de Dios”, vivir en intimidad con Él y “asumir los sentimientos de Cristo para defender a los débiles y dar voz a los que no pueden ser escuchados”.

2. Centralidad de Cristo Crucificado: Poner los ojos en Jesús, entrando –como decía Santa Teresa– en “el bando de los que sufren”, y dejando que la comunión con Él “transforme nuestra misión profética”.

3. Experiencia de la noche: Aceptar que el profeta es probado, juzgado y perseguido, pero que en la oscuridad se aprende a escuchar la voz de Dios con mayor claridad.

“Dios no es un tesoro que se posee, sino un misterio que se busca”, recordó el obispo, subrayando que la vida profética se alimenta en el silencio, la oración y el discernimiento.

Luego del mediodía, Mons. Báez presidió la Eucaristía y meditó sobre el Evangelio de las vírgenes prudentes, que mantienen encendidas sus lámparas; y las imprudentes: “La lámpara de la fe necesita el aceite de la caridad. Nadie puede vivir la vida espiritual por otro; cada uno es responsable de mantener encendida su lámpara”, subrayó.

Mons. Báez destacó luego que el aceite es símbolo de la fe que ilumina y destacó que “lo mejor está por llegar” para quienes confían y se preparan para el encuentro con Dios.

El encuentro concluyó con una acción de gracias del fraile carmelita Sandy Antonio Fernández, OCD, quien expresó su reconocimiento a todas las parroquias, comunidades y personas que han hecho posible la misión carmelita estos 75 años.

Los Carmelitas Descalzos llegaron a suelo dominicano el 25 de agosto de 1951 y se establecieron en la localidad de Sabana de la Mar y desde allí se extendieron al resto del país.

Su llegada coincidió con la celebración de los 700 años de la entrega del escapulario de la Virgen del Carmen a San Simón Stock.