Fieles católicos de la comunidad de El Pescadero, en Baja California Sur (México), realizaron un acto de desagravio este 27 de julio, tras la profanación de una parroquia en el que fueron destruidas imágenes religiosas y hostias consagradas fueron arrojadas al suelo.
La Diócesis de La Paz informó en un comunicado que la noche del jueves 17 de julio “fue profanado” el templo Sagrado Corazón de Jesús, ubicado a unos 90 kilómetros de La Paz, capital del estado.
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Esta agresión, señaló la diócesis, “hiere gravemente la sensibilidad y la fe del Pueblo de Dios, es un ultraje a la dignidad de un lugar sagrado donde Cristo se hace presente y donde los fieles se reúnen para orar, celebrar los sacramentos y vivir su fe”.
En declaraciones a ACI Prensa el 26 de julio, el P. Raúl Vicente Santisteban, párroco de la parroquia Sagrado Corazón de Jesús, indicó que a la mañana siguiente, 18 de julio, vieron que en la iglesia “el crucifijo estaba todo quebrado, [los restos de] la cruz y el Cristo estaban tirados alrededor del altar; el Sagrario estaba todo destruido; las hostias estaban tiradas en el suelo”, narró el sacerdote.

El sacerdote explicó que aún no se tiene certeza sobre las motivaciones del agresor o los agresores, aunque sospecha que entraron “para buscar dinero porque en la sacristía me dejaron todo un desorden, desastre. Pero ya checando las cosas, [quienes entraron, hicieron] un quebradero de objetos, pero no se llevaron nada”.
El P. Santisteban Cota indicó que esperaron a las autoridades locales y, tras revisar el inmueble, confirmaron que no hubo robo.
Agravio a la Eucaristía
El ataque incluyó una profanación directa a la Sagrada Eucaristía. Algunas hostias fueron encontradas sobre una mesa auxiliar, mientras que otras estaban esparcidas por el suelo. El sacerdote aclaró que “no se las llevaron, las tiraron al suelo. El copón que contenía hostias estaba a la entrada del templo tirado”. “No hubo robos, solamente hubo destrucción”, agregó.

Además, el P. Santisteban Cota señaló que no fue hallado el viril, el objeto litúrgico usado para exponer la hostia durante la adoración, pero “la hostia que contenía el viril, que estaba dentro del Sagrario, estaba hecha pedacitos, también tirada en el suelo”.
Quien ingresó a la iglesia, lamentó el sacerdote, tiró al piso “las imágenes que tenía la sacristía, los vasos sagrados, los ornamentos” y rebuscó en los cajones.
Reparación del daño
Como respuesta espiritual ante los hechos, la comunidad organizó diversas acciones para reparar las ofensas al Santísimo Sacramento.
El 20 de julio se realizó una peregrinación y Misa; el 21 comenzó un novenario, y el 27 de julio se celebró una Hora Santa “reparadora” que concluyó con una Misa presidida por el Obispo Coadjutor de La Paz, Mons. Miguel Ángel Espinoza Garza.




