El Papa León XIV aseguró que ningún grito de las víctimas inocentes de la violencia quedará sin ser escuchado por Dios, en su discurso a los participantes de la peregrinación católica y ortodoxa que llegó a Roma procedente de Estados Unidos, su país natal.

La peregrinación From Rome to New Rome está compuesta por 50 peregrinos ortodoxos griegos, católicos bizantinos y católicos latinos procedentes de Estados Unidos. Es dirigida por el arzobispo ortodoxo griego Elpidophoros de América y por el Cardenal Joseph Tobin, Arzobispo de Newark, según señala Vatican News.

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En su discurso en el Vaticano, el Papa León destacó que en los calendarios de la Iglesia Ortodoxa y la Iglesia Católica, este año se ha celebrado al mismo tiempo la Pascua de Resurrección, un aliciente para la vida de los cristianos.

La resurrección de Cristo, destacó el Santo Padre, “nos inspira una gran esperanza, porque sabemos que ningún grito de las víctimas inocentes de la violencia, ningún lamento de las madres que lloran a sus hijos quedará sin ser escuchado”.

“Nuestra esperanza está en Dios, y precisamente porque bebemos constantemente de la fuente inagotable de su gracia, estamos llamados a ser testigos y portadores de ella”, agregó el Pontífice.

Tras recordar la presencia del Patriarca ortodoxo Bartolomé en la Misa de inauguración de su pontificado, León XIV expresó su deseo de “poder volver a encontrarnos dentro de unos meses para participar en la conmemoración ecuménica del aniversario del Concilio de Nicea”, que este 2025 cumple 1.700 años.

La unidad de los creyentes

Al hablar sobre el camino de la unidad y tras destacar “el progreso teológico y el diálogo en la caridad que han caracterizado las últimas décadas”, León XIV recordó el histórico encuentro entre San Pablo VI y el patriarca Atenágoras, que firmaron una declaración en la que se levantó las sentencias mutuas de excomunión tras el cisma de 1054 y resaltó que una peregrinación, como la de ahora, “antes de eso (…) probablemente ni siquiera habría sido posible”.

“La obra del Espíritu Santo ha creado en los corazones la disponibilidad para dar esos pasos, como presagio profético de la unidad plena y visible. También nosotros, por nuestra parte, debemos seguir implorando al Paráclito, al Consolador, la gracia de recorrer el camino de la unidad y de la caridad fraterna”, continuó el Papa.

“La unidad entre los creyentes en Cristo es uno de los signos del don divino de la consolación; la Escritura promete que ‘en Jerusalén serán consolados’”, aseguró.

En ese sentido, el Papa León XIV resaltó que “espiritualmente, todos necesitamos volver a Jerusalén, la Ciudad de la Paz, donde Pedro, Andrés y todos los Apóstoles, después de los días de la pasión y resurrección del Señor, recibieron el Espíritu Santo en Pentecostés, y desde allí dieron testimonio de Cristo hasta los confines de la tierra”.

Para concluir, el Papa León hizo votos para “que el retorno a las raíces de nuestra fe nos haga experimentar a todos el don de la consolación de Dios y nos haga capaces, como el buen samaritano, de derramar sobre la humanidad de hoy el aceite de la consolación y el vino de la alegría”.