El Arzobispo de Arequipa (Perú), Mons. Javier Del Río Alba, alentó a los fieles católicos a no confundir lo “urgente” con lo que es realmente importante: “acoger el amor de Dios, amarlo a Él sobre todas las cosas y al prójimo como Cristo nos ha amado”.
En un artículo enviado a ACI Prensa y titulado “De lo urgente a lo importante”, el prelado indicó que “en el ritmo vertiginoso que nos impone la sociedad de consumo, en la que constantemente nos sentimos presionados a atender lo que se nos presenta como urgente, nos queda cada vez menos tiempo para dedicarnos a lo verdaderamente importante”.
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En otras palabras, “corremos el riesgo de confundir lo urgente con lo importante, por lo general en desmedro de éste y, por tanto, de nosotros mismos”.
Esta crisis de prioridades, continuó, “se agudiza cuando, dejándonos llevar por esa misma sociedad de consumo, consideramos que el poseer es más importante que el ser y, en consecuencia, reducimos al hombre, es decir a nosotros mismos y a los demás, a lo puramente material y nos olvidamos de nuestro origen y destino trascendente”.
De esta manera, “corriendo en busca de un bienestar temporal que nunca llega a satisfacerle del todo, o adormecido por el bienestar material alcanzado, el hombre corre el riesgo de, a fin de cuentas, no saber quién es, de dónde viene ni a dónde va”.
Jesucristo: clave para conocernos
Mons. Del Río recordó luego que “el Concilio Vaticano II dice que, en Cristo, Dios revela plenamente el hombre al propio hombre y le descubre el real sentido de su existencia (GS, 22)”.
Eso quiere decir que “conociendo a Cristo, el hombre se va conociendo a sí mismo; porque en la medida en que Dios se nos revela en Jesucristo, nos revela también quiénes somos nosotros”.
Por eso “el conocimiento de Dios, revelado en Jesucristo, lleva a la comprensión del hombre y lo guía en su camino en este mundo” y, además, “así podemos explicar los cristianos la razón más profunda de nuestra permanente alegría”.
Creados por amor y para el amor
El arzobispo destacó asimismo que “Dios nos ha creado por amor y para el amor. Venimos de Dios y hacia Dios vamos. He ahí nuestro origen y nuestro destino”.
“He ahí también el sentido más profundo de nuestra vida: acoger el amor de Dios, amarlo a Él sobre todas las cosas y al prójimo como Cristo nos ha amado”, subrayó el Arzobispo de Arequipa.
Por ello, finalizó el prelado, “no dejemos que las aparentes urgencias de este mundo nos hagan olvidar esto, que es lo más importante”.




