Con ocasión de la audiencia general de este miércoles, el Papa Juan Pablo II reflexionó sobre el Salmo 66, "Que todos los pueblos glorifiquen al Señor", instando a eliminar las divisiones, el odio y las hostilidades para que todos los seres humanos bendigan y alaben al Creador.
Tras explicar a la luz del Nuevo Testamento que el muro aludido por el salmo puede referirse "al muro de separación que en el templo de Jerusalén separaba a los judíos de los paganos" y que fue derribado por la salvación de Cristo, el Santo Padre dijo que “debemos abatir los muros de las divisiones, de la hostilidad y del odio para que la familia de los hijos de Dios pueda sentarse en la única mesa para bendecir y alabar al Creador por los dones que nos ha hecho a todos, sin distinción”.
Durante la audiencia celebrada en el Aula Pablo VI, el Pontífice dijo que la frase del salmo "La tierra ha dado su fruto", "nos hace pensar en un himno de acción de gracias dirigido al Creador por los dones de la tierra, signo de la bendición divina".