Reunidos en su 126ª Asamblea Plenaria, los obispos de Argentina entonaron cantos y compartieron un momento de oración por el eterno descanso del Papa Francisco, expresando también su gratitud a la Virgen de Luján por su vida y entrega iluminadas por el Evangelio.

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A través de un video compartido en las redes sociales de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) se observa a todos los obispos argentinos reunidos, en horas de la noche, alrededor de una imagen de la Virgen de Luján entonando el canto “La Virgen María nos reúne”.

Seguidamente, Mons. Raúl Pizarro, secretario general de la CEA, dirigió unas palabras cargadas de agradecimiento: “Hermanos, estamos reunidos a los pies de la Virgen de Luján para rezar con un corazón agradecido por nuestro querido Papa Francisco y para hacer juntos un gesto jubilar de peregrinación”.

El también Obispo Auxiliar de San Isidro recordó el momento en que el Santo Padre partió a la Casa del Padre el pasado 21 de abril, Lunes de Pascua: “La esperanza no defrauda, y de manera providencial, el Señor ha querido llevar consigo a Francisco el lunes de Pascua”.

 “Recemos juntos para que quien celebró tantas veces los sacramentos del Señor, que nos da nueva vida, reciba la gracia de celebrar ahora en plenitud el misterio pascual”, concluyó invitando a la oración.

Posteriormente, Mons. César Daniel Fernández, Obispo de Jujuy, elevó una súplica por el alma del Papa Francisco, pidiendo a Dios que le conceda el eterno descanso.

En un ambiente de profunda oración, expresó: “Invoquemos al Padre de misericordia, pidiendo por el eterno descanso del Papa Francisco. Él fue ungido para ser profeta en nombre de Jesús y pastor conforme a la inspiración del Espíritu Santo”.

El obispo también destacó la dedicación del Santo Padre a lo largo de su pontificado y pidió que todo el bien que sembró en la Iglesia y en el mundo “se multiplique en gracia, a favor de los mismos cristianos que la Iglesia le encomendó pastorear”.

Al concluir, Mons. Fernández dirigió una serie de invocaciones a la Virgen de Luján, en las que expresó agradecimiento por el pontificado de Francisco. A cada una de ellas, los prelados respondieron: “Con María de Luján te damos gracias, Señor”. En las súplicas se destacó su impulso a una Iglesia pobre para los pobres, su cercanía con los más necesitados, su énfasis en la misericordia y su llamado a una Iglesia misionera en salida.

La ceremonia concluyó con un llamado a la esperanza y a la oración en comunión con María, Madre de la Iglesia. Mons. Raúl Pizarro recordó que la Virgen “acompañó a los apóstoles en la espera del Espíritu Santo” y que también estuvo presente en la vida y el ministerio del Papa Francisco, a quien él recurría constantemente “al emprender alguna tarea importante y cuando iniciaba sus viajes apostólicos”.

“Recemos para que María lo tome de la mano y lo lleve al encuentro de su Hijo Jesús”, expresó el obispo.

En un ambiente de recogimiento, animó a sus hermanos en el episcopado a disponerse a la acción del Espíritu Santo al comenzar la Asamblea Plenaria, y pidió también por los cardenales que se preparan para elegir al nuevo sucesor de Pedro: “Le pedimos a ella que nos acompañe, como en el Cenáculo, para que el Señor envíe el Paráclito sobre nosotros”.

Acto seguido, los obispos iniciaron en silencio una peregrinación hacia el templo, caminando despacio, rezando una decena del Rosario y entonando un canto mariano.

Presidente de la CEA agradece por la vida de Francisco

En la misa de apertura de la 126° Asamblea Plenaria de Obispos, el presidente de la CEA, Mons. Marcelo Colombo, también recordó al Papa Francisco y expresó su gratitud a Dios “por la abundante fecundidad de su entrega pastoral y por su legado de gestos y palabras, los cuales seguirán guiándonos en el servicio a nuestras Iglesias particulares”.

Además, Mons. Colombo resaltó cómo Francisco, al igual que Jesús, recibía “a todos los que lo buscaban con distintas motivaciones, necesidades e intenciones, sin dejar de hablarles con fuerza en nombre de Dios”.

“Guardamos en nuestro corazón su testimonio de salir al encuentro de todos: sus visitas a las verdaderas periferias del mundo, casi siempre ajenas a las prioridades de los poderosos; esos diálogos profundos con dirigentes y creyentes de otras confesiones cristianas y religiones, en la búsqueda sincera del conocimiento recíproco y de una sinergia por la paz”, agregó.