El Cardenal Angelo Bagnasco, que no participará en el cónclave al tener 82 años, expuso que “Cristo quiso una Iglesia jerárquica”, lo que no impide “diferentes formas de participación” en un contexto sinodal.

El Arzobispo Emérito de Génova expresó en el diario italiano Avvenire su parecer sobre el impulso sinodal que ha caracterizado el pontificado del Papa Francisco, indicando que el Concilio Vaticano II reconoció “que el alma de la Iglesia es la comunión de todos los creyentes con Jesús” y, en consecuencia, “cuanto más profunda es esta comunión, más fuerte es la comunión con los hermanos y más verdadera es la unidad de la Iglesia”. Al mismo tiempo, añadió, el Concilio “también reafirmó la igual dignidad de todos y la diferencia de roles”. 

Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram

Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:

Por otro lado, señaló que “Cristo quiso una Iglesia jerárquica. Esto no está en antagonismo con nadie, sino que es un servicio para todos”, de tal modo que “la doctrina de la colegialidad episcopal, ‘con y bajo’ el sucesor de Pedro, no impide las diferentes formas de participación”. Ante esta realidad, lamentó que “en una cultura tan fluida como la actual, es fácil que se confundan las cosas”.

Preguntado por el peso que la Iglesia que peregrina en Europa tiene en la actualidad, el Cardenal Bagnasco defendió que “no hay un continente más importante que otro. El Pontífice los ama a todos con el mismo corazón y la misma inteligencia de la fe”. 

“Cada uno es un don específico para todos. En Europa se produjo el providencial encuentro entre Jerusalén, Atenas y Roma. Esto es un hecho, es la misión de nuestro continente, que no debemos dejar de recordar”, añadió.

En referencia a la mayor diversidad por su origen de la actual composición del Colegio Cardenalicio y, singularmente, de quienes formarán parte del cónclave como electores, el purpurado manifestó que “las diferencias, en todas partes, son una riqueza si son coherentes con un centro que las unifica. En nuestro caso, es la única fe en el Señor que habla en las Escrituras y en la gran tradición de la Iglesia”.

A pesar de no poder participar en el cónclave, el Cardenal Bagnasco ha estado presente en las congregaciones generales. Del ambiente general, destaca que “todos somos conscientes del don que estamos viviendo y todos juntos nos sentimos bajo la mirada de Jesús. Sentimos la oración del pueblo de Dios que nos abraza y somos conscientes de que el mundo espera a quien sea su pastor y su punto de referencia y esperanza. Esto es una gracia”.