Este 24 de abril se cumplieron 18 años de la despenalización del aborto libre a pedido en la Ciudad de México hasta las 12 semanas de gestación, un cambio legal que sentó las bases para que otras entidades federativas replicaran la medida. ¿Qué ha traído este giro legal para México desde entonces? Expertos de distintos sectores responden.
La Ciudad de México —anteriormente Distrito Federal o D.F.—, fue la primera entidad en despenalizar el aborto hasta las 12 semanas en 2007, cuando era jefe de Gobierno Marcelo Ebrard, quien en ese entonces formaba parte del Partido de la Revolución Democrática (PRD), el mismo grupo político al que en esos años pertenecía Andrés Manuel López Obrador.
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En octubre de 2011, López Obrador dejó el PRD y formalizó la creación de MORENA. Cuando ganó las elecciones de 2018, Ebrard se sumó a su gobierno como secretario de Relaciones Exteriores.
El mayor impulso a la despenalización del aborto ocurrió precisamente durante el sexenio de López Obrador en el poder, entre diciembre de 2018 y octubre de 2024. MORENA, que en las elecciones de 2018 obtuvo amplia mayoría en los congresos de varios estados, aprovechó su poder político para promover legislaciones a favor del aborto, logrando que 12 congresos locales aprobaran normativas favorables a esa práctica.
Desde el 1 de octubre, con la llegada al poder de Claudia Sheinbaum —también del partido MORENA—, y gracias a la mayoría de su partido en los congresos locales, se aprobaron legislaciones favorables al aborto en los estados de Jalisco, Michoacán, San Luis Potosí, Zacatecas, Estado de México, Chiapas, Nayarit, Chihuahua, Campeche y Yucatán.
El aborto en las mujeres
En declaraciones para ACI Prensa a inicios de abril, Pilar Rebollo, directora de la fundación Pasos por la Vida —que organiza este 3 de mayo la Marcha por la Vida en Ciudad de México—, indicó que para las mujeres las condiciones desde entonces no han cambiado: “Seguimos siendo abandonadas por nuestras parejas, presionadas para abortar y despedidas de nuestros trabajos”.
Rebollo aseguró que, 18 años después, el aborto no ha dado beneficios reales a las mujeres. Por el contrario, “el 60% de las mujeres que abortan reinciden, y el 70% de ellas lo hacen bajo presión de un tercero. Dime tú, ¿dónde está la libertad de decidir sobre su propio cuerpo?”, cuestionó.
A pesar de que en la mayoría de los estados el aborto está despenalizado en las primera semanas del embarazo, señaló que no es algo que desanime a la causa provida en el país. Por el contrario, aseguró que anima a seguir “saliendo a las calles, seguiremos alzando la voz por todas aquellas mujeres, por todos aquellos bebés en gestación”.
Resaltó que continuarán trabajando, porque “cada vida es un triunfo, cada vida que salvemos, cada vida que ayudemos de estas mujeres es un triunfo para nosotros. Hasta que el aborto sea impensable”.
“Siempre voy a tener el deseo de saber cómo eran los ojos de mi bebé”
Frente al avance legal del aborto, una de las plataformas más visibles para hacerle frente a la cultura de muerte ha sido 40 Días por la Vida, una campaña internacional de oración y testimonio frente a centros de aborto.
Surgida en Estados Unidos hace dos décadas, la organización provida actualmente realiza campañas en más de 1.000 ciudades en 63 países, entre ellos México, y asegura haber salvado más de 25.000 vidas de las garras del aborto. Ha tenido además un rol clave en el cierre de 162 centros de aborto.
Lourdes Varela, directora de 40 Días por la Vida para Iberoamérica, explicó a ACI Prensa que al estar fuera de los centros de aborto “vemos de todo”, y eso les ha permitido hablar con cientos de mujeres. Según su experiencia, han podido constatar que muchas de ellas viven un profundo dolor, en especial por un fenómeno que identifica como “duelo no permitido”.
Esto se debe, explicó, a que “la sociedad te empuja a ser enemiga de tu hijo, deshacerte de él, y después no te tiende la mano, porque ni tampoco te deja llorarlo”, porque hacen creer que “fue la mejor decisión”.
Varela relata que, por ejemplo, una mujer le contaba que acudía todas las noches al lugar donde abortó porque sus papás la habían convencido de que “no era el momento, de que estaba en su carrera universitaria, ‘en la flor de la vida’, que no era el momento, que después vendrían otros hijos”, pero la mujer siempre vivió “arrepentida de haber matado a ese bebé”.
También compartió el caso de una voluntaria que asiste a la vigilia después de haber abortado, y que vive “el dolor de que también fue obligada para abortar a sus bebés gemelos de cinco meses”. Otro testimonio, ya en proceso de sanación, le confesó: “siempre voy a tener el deseo de saber cómo eran los ojos de mi bebé”.
Ese dolor también se manifiesta como un alejamiento espiritual, explicó: “un alejamiento de Dios en el que no te permites tú mismo acercarte, porque quieres seguirte convenciendo de que no estuvo mal, de que no fue un error y de que al final fue la mejor decisión que pudiste haber tomado en ese momento”.
A pesar de ello, concluye que “obviamente el perdón y la misericordia de Dios existen y nos llaman a todos. Pero tiene que haber arrepentimiento de corazón y deseo de conversión”.
De acuerdo a Varela, más del 40% de los voluntarios de 40 Días por la Vida son mujeres que han experimentado el drama de un aborto.
Una “imposición judicial”
Marcial Padilla, director de la plataforma ConParticipación, señaló que en 2007, cuando se aprobó la despenalización en la Ciudad de México, muchos pensaron que los estados se sumarían rápidamente “emocionados porque por fin los dejaban abortar”. Sin embargo, la reacción social no fue la esperada.
Los grupos que promueven el aborto, dijo, “soñaban o se imaginaban que los demás eran como ellos. Entonces pensaron que cuando lograran la despenalización del aborto en Ciudad de México, en cascada, las mujeres de las demás entidades federativas iban a poder hacer lo mismo (e) iban a lanzarse a las calles para exigir esa misma posibilidad de cometer el aborto”.
Sin embargo, recordó, “sucedió exactamente lo contrario y se sintieron sumamente sorprendidos porque se dieron cuenta de que la gente pensaba distinto de ellos. Eso no los hizo recapacitar porque, insisto, es una cuestión de voluntad y de decisiones previas”.
Así, no fue sino más de 10 años después, que se impulsó la despenalización por medio de resoluciones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), el máximo órgano judicial de México, con facultades de Tribunal Constitucional. “Impusieron la despenalización del aborto. La introdujeron en una manera más amplia”, dijo Padilla.
Desde 2021, a través de diversos fallos, la SCJN declaró inconstitucional la protección de la vida desde la concepción y la penalización total del aborto en distintas legislaciones estatales. Esto sirvió como argumento para que muchos legisladores estatales impulsaran la despenalización del aborto en sus entidades federativas.
“Ellos utilizan específicamente la palabra ‘avanzar’. No es la palabra que describe lo que ha pasado, porque ninguno de los pasos en relación con el aborto se han dado a partir de manifestaciones sociales. Se han dado por imposición judicial y por chantaje legislativo”.
Finalmente, advirtió sobre lo que considera un cambio cultural en curso hacia la “normalización del aborto”. Describió este proceso como un “escenario sombrío, en la medida en que más mujeres consideren que el aborto es una libertad, en lugar de una oscuridad que les estamos dejando para su vida”.