Las villas y barrios populares de Argentina, donde habita la población más pobre del país, los “descartados” de la sociedad, como solía llamarlos el Papa Francisco, renuevan por estos días la gratitud hacia el pontífice que no se olvidó de ellos y se mantuvo siempre presente, impulsando los proyectos que buscan una mejor calidad de vida y destacando la dignidad de sus habitantes.

Al conocerse la noticia de la muerte del Papa, y tal como lo habían hecho aquel 13 de marzo de 2013, cuando Jorge Bergoglio fue elegido de entre los cardenales para ocupar la cátedra de Pedro, la población de las villas se movilizó espontáneamente a las parroquias, capillas y santuarios más cercanos para homenajearlo.

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Con el orgullo de que uno de los nuestros llegó a ese lugar

En una reciente entrevista con EWTN, el P. Lorenzo “Toto” de Vedia, párroco de Virgen de los Milagros de Caacupé, en la Villa 21-24 de Barracas, recordó el día de su elección: “La villa, el día que fue elegido Papa, era como si fuese ir al obelisco cuando Argentina salió campeón del mundo. Vinieron naturalmente a la parroquia a celebrar que tenemos al Papa argentino, traían las fotos con el hijo que recibió la confirmación o algo de eso, y fue una emoción terrible”.

“Así se lo recuerda, con el orgullo de que uno de los nuestros —al principio decían es el Papa de la villa— llegó a ese lugar, y se lo recuerda con mucho cariño y esa sencillez que se le veía cuando llegaba en el colectivo 70 y caminaba por las calles del barrio, sencillo, con su portafolio, sin tanto atuendo así de lujo”, señaló.

Aunque “históricamente estábamos acostumbrados a que era más lejana la relación de un obispo con los vecinos de cualquier barrio, y mucho más de la villa”, el P. De Vedia destacó: “Bergoglio nos mostró un rostro nuevo de cómo la jerarquía de la Iglesia se vincula con los más pobres”.

Un aliado en el cielo para seguir adelante

Ante su partida a la Casa del Padre, los sacerdotes de las villas y barrios populares se pronunciaron con un comunicado en el que expresaron “un dolor inmenso y al mismo tiempo mucha paz al saber que tenemos un aliado en el cielo que nos va a dar fuerzas para seguir”. 

“Francisco nos dejó un vacío enorme y un gran legado: una Iglesia pobre para los pobres, cercana, compasiva y cariñosa, una iglesia que nos haga hermanos a todos y que cuide la tierra, el techo y el trabajo. Una iglesia para todos. Los presos, los enfermos, los abuelos, los niños, los que están en la calle, son su legado. El mejor agradecimiento será llevar a la práctica su magisterio”, consideraron.

“Ahora más que nunca queremos estar junto al pueblo, acompañando a nuestras comunidades organizadas en el bien. Que la Virgen de Luján nos proteja y que Jesús nos siga sosteniendo en esta nueva etapa que nos toca”, imploraron.

Se fue el único líder con valores humanistas

Desde la provincia de Santiago del Estero, quien también recordó su estrecho vínculo con el Santo Padre fue el P. José María “Pepe” Di Paola, uno de los referentes de la pastoral de las villas y fundador de los Hogares de Cristo, que trabajan en la prevención y atención de adicciones, un proyecto que creció en los últimos años con el apoyo de Francisco.

En diálogo con Info del Estero, el sacerdote repasó estos 12 años y reconoció que el vínculo más fuerte con él fue al principio. “Recién elegido Papa pude ir a visitarlo, y a mí me llamaba la atención que pudiera estar tomando mate con un Papa en el Vaticano, cosa que a ninguno se le pasaba por la cabeza, anécdotas divertidas de la amistad”, recordó.

Sobre la partida del Papa, reflexionó: “En épocas de escasez de liderazgos, se fue el único líder con valores humanistas, cristianos, y unía a mucha gente que piensa diferente, que cree de manera diferente pero sin embargo tiene principios comunes, me parece que va a ser recordado como un líder de la época”.

El Papa Francisco puso el Evangelio en el medio de la Iglesia

El Obispo de San Justo, Mons. Eduardo García, presidió una Misa en la Catedral local. Con lágrimas en los ojos, expresó: “También nosotros estamos acá, con tristeza, la tristeza de la humanidad, la tristeza de la orfandad, haciendo carne en nuestro corazón, la carne de tantos que en este momento, a lo largo y a lo ancho del mundo sienten que el padre se fue”.

“Aquel que los cobijaba, aquel que les dio nombre, aquel que les dio identidad, aquel que no siguió la política de los poderosos de este mundo de descartar, de esconder lo que aparentemente huele mal, de tirar al volquete aquello que no sirve, de dejar de lado aquello que no produce, de no sacarse selfies con aquello que no brilla, ese, en este momento no está. Y ese fue Francisco”, aseguró.

El Papa Francisco “puso el Evangelio en el medio de la Iglesia, por encima de todas las leyes, normas, iluminando las leyes y las normas, dándole sentido, le pasó el plumero a tanta telaraña para decir: lo que vale es esto, lo que vale es el Evangelio”, sostuvo.

Visiblemente emocionado, el obispo subrayó que “particularmente, nuestro pueblo de La Matanza, ha sido bendecido con su cariño”, y mencionó que el Papa envió una imagen de San José como signo de bendición, y que en los últimos meses, mientras se encontraba internado, “desde su cama de enfermo”, ofreció su ayuda para el colegio secundario para discapacitados que se está construyendo.

“Ese es un pastor. Aquel que no se mira el ombligo, ese que a pesar del dolor y de estar peleándole a la muerte, se acuerda que hay un barrio que necesita un lugar que contenga a los chicos especiales”, valoró. Por eso, propuso juntar firmas para que, tanto la Avenida Crovara como los barrios Puerta de Hierro y San Petesburgo, lleven el nombre “Papa Francisco”.

El mundo “ha quedado un poco más huérfano”

Desde Puerta de Hierro, corazón del partido de La Matanza donde habitan las comunidades más humildes, el P. Nicolás Angellotti, aseguró que “es un día triste para los pequeños, para los lentos, para los descartados, para los extranjeros, para los que están en la calle, para los que están presos, para los que sobran. Hoy podríamos decir que los pobres son un poquitito más pobres con la partida de Francisco, y que este mundo al perder a este padre de la humanidad, ha quedado un poco más huérfano”.

La comunidad de las villas de José León Suárez se congregó para participar de la Eucaristía presidida por el P. Andrés Benítez, quien despidió a “nuestro Papa, nuestro líder, nuestro conductor, nuestro amigo, nuestro compañero. Un Papa bien argentino, un Papa bien cercano, un Papa que hablaba nuestro idioma”, valoró.

“Fue un Papa que nos habló directamente al corazón. Fue un Papa que habló de la verdad, de la realidad, de la unidad, de la comunión, de la comunidad. Que nos habló de que nadie se salva solo, que nos habló de que necesitamos del otro”, repasó.

“Después de tanto tiempo, pudimos ver una Iglesia como la pensó Jesús”, aseguró, y añadió: “Pudimos ver, realmente, una Iglesia que pensaba en nosotros [...] una Iglesia que se animó a abrazar, a recibir la vida como viene, como decimos con los chicos acá. Una Iglesia cercana, una iglesia humana”, sostuvo.

“Una Iglesia lastimada, una Iglesia golpeada, pero porque sale a la calle, no se queda encerrada en cuatro paredes. Una Iglesia que se metió en los peores lugares, tal cual como lo hizo Jesús”, insistió.

Un ser humano con un corazón simple y enorme

En el Barrio Carlos Mugica (ex Villa 31), la Eucaristía se celebró en un playón, donde los fieles hicieron el gesto de encender velas y dejarlas frente al retrato del Santo Padre para rezar por su eterno descanso. En las redes sociales de la parroquia Cristo Obrero, el mensaje fue: “GRACIAS PAPA FRANCISCO! Fecha histórica que nos recordará a un ser humano con un corazón simple y enorme al mismo tiempo! Gracias por ser padre de TODOS!”.

Este sábado, los Hogares de Cristo, que poseen cerca de 200 centros barriales a lo largo del territorio argentino, realizarán en homenaje al Papa Francisco, una peregrinación por los “lugares del dolor” de la ciudad de Buenos Aires, las “periferias existenciales” a las que él les dio tanto valor. La caminata partirá de la Catedral Metropolitana y recorrerá lugares de piedad, un hospital, una cárcel y una villa.