Del abrazo en el Muro de los Lamentos a la condena del antisemitismo, el Papa Francisco llevó su experiencia argentina de diálogo interreligioso al escenario global, forjando un vínculo entre la Iglesia Católica y el judaísmo.
Con gestos audaces y palabras firmes, el Pontífice trazó un camino de fraternidad que desafió fronteras religiosas y geopolíticas, enfrentando incluso las tensiones derivadas de conflictos internacionales.
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Lenguaje enérgico contra el antisemitismo
En 2021, por ejemplo, durante su viaje apostólico a Eslovaquia, el Santo Padre mantuvo un encuentro con la comunidad judía en el que aseguró que “la bendición del Altísimo se derrama sobre nosotros cuando ve una familia de hermanos que se respetan, se aman y colaboran”.
El Papa Francisco se refirió entonces a la “locura del odio” que llevó al asesinato de más de 100.000 judíos eslovacos durante la Segunda Guerra Mundial. “Estamos unidos en la condena de toda violencia, de toda forma de antisemitismo, y en el esfuerzo para que la imagen de Dios en la persona humana no sea profanada”, expresó.
En noviembre de 2023, a pocas semanas de iniciado el conflicto en Tierra Santa, el Papa Francisco recibió a la Conferencia de Rabinos Europeos, encuentro en el que expresó preocupación y condenó “la difusión de manifestaciones antisemitas”.
Además de repudiar “la violencia y la guerra”, símbolos de “la bajeza del odio”, el Pontífice consideró “preocupante” la existencia de expresiones antisemitas, que condenó con firmeza. Tomando las expresiones de San Juan Pablo II, se dirigió a la comunidad judía con las palabras "hermanos queridos" y "hermanos mayores".
Un “diálogo de familia”
El diálogo entre judíos y cristianos, aseguraba el Papa Francisco, "más que un diálogo interreligioso, es un diálogo de familia", cuyos miembros están vinculados “unos a otros ante el único Dios”.
Sin embargo, su cercanía con la comunidad judía y su prioridad por el diálogo interreligioso no comenzaron con su pontificado, sino que se remontan a sus tiempos en Argentina. En 1994, Jorge Mario Bergoglio era Obispo Auxiliar de Buenos Aires cuando se perpetró el atentado contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), que dejó 85 muertos y abrió una herida que permanece abierta en la sociedad argentina, donde la justicia, tras dos juicios orales, sólo condenó a funcionarios que investigaron el caso por encubrimiento y delitos durante el proceso de instrucción. Por la causa hay 11 prófugos con pedido de captura nacional e internacional vigentes.
En 2005, ya como Arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio fue el primer firmante del manifiesto “AMIA, 85 vidas, 85 firmas”, un documento basado en el reclamo por “un país sin impunidad, con una justicia mejor, con educación y salud para todos, sin discriminación ni excluidos, y que conservemos la memoria de las cosas que se hicieron mal para no repetirlas”, según publicó entonces La Nación.
También como Cardenal Primado de Argentina impulsó la creación del Instituto para el Diálogo Interreligioso (IDI), cuyos copresidentes son el Rabino Daniel Goldman, el líder islámico Omar Abboud, y el sacerdote Guillermo Marcó.
En entrevista con ACI Prensa, el rabino Goldman y el P. Marcó coincidieron en destacar la importancia de la figura del Papa Francisco en la construcción de puentes entre ambas comunidades de fe.
Para Goldman, el éxito del diálogo interreligioso no radica tanto en las acciones institucionales, sino que son las relaciones personales las que generan cambios profundos. Por eso, considera que “los espacios de afecto desarrollados conjuntamente por Guillermo [Marcó], Omar Abboud y Jorge Bergoglio han sido esenciales para dar testimonio de cómo, con nuestras diferencias, hay tantas coincidencias que nos permiten descubrir en cada uno de nosotros lo que hay de la tradición religiosa del otro en su propia vida".
En ese sentido, destaca que el trabajo conjunto ha permitido superar el concepto de "tolerancia" y avanzar primero hacia la “coexistencia” y luego hacia una verdadera "convivencia", una actitud de acompañamiento donde “yo no puedo vivir sin que el otro viva”.
Argentina, un ejemplo de convivencia interreligiosa
El P. Marcó, por su parte, recuerda que cuando Bergoglio llegó a Buenos Aires, el diálogo interreligioso no era una prioridad en su agenda. Sin embargo, tras los atentados a la Embajada de Israel —ocurrido en 1992, antes de ser nombrado Obispo Auxiliar de Buenos Aires— y contra la la AMIA, se involucró activamente con la comunidad judía y musulmana, marcando hitos como la visita al Centro Islámico y a las autoridades de la Asociación Mutual y la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA), gesto que se convirtió en tradición para quienes lo sucedieron como arzobispos de Buenos Aires.
"Lo interesante del formato que gestamos en Argentina, que él después llevó a la Santa Sede, es que desde el Instituto propusimos no hacer hincapié en las cosas que nos dividen, sino en las cosas que nos unen", señala el sacerdote.
Ambos entrevistados coinciden en que Argentina es un ejemplo de convivencia interreligiosa. "Yo puedo dar testimonio de ello. En los últimos 25 años hemos construido este instituto de diálogo y no me podría referenciar en mi vida sin un sentido de la profunda amistad y hermandad que he desarrollado con Guillermo y con Omar", resalta el referente judío.
El P. Marcó, por su parte, lo ejemplifica con iniciativas como el curso de formación en diálogo interreligioso, el Día para el Diálogo Interreligioso y la Noche de los Templos, eventos que muestran un recorrido en el área que es “impensado” en otras partes del mundo.
Una deuda pendiente
Como clave para lograrlo, el P. Marcó hace hincapié en “ese respeto por lo del otro, sin que eso debilite tu propia identidad. Nadie esconde nada para que el otro no se sienta incómodo”.
Sin embargo, para Goldman hay una deuda en Argentina que aún duele a la comunidad judía y a la sociedad toda: la justicia por los atentados ocurridos en la década del ‘90. “El pedido de justicia en relación al tema AMIA, en relación al tema de Embajada de Israel, son temas que nos resultan muy caros, significativos, y que esperamos con esperanza que en algún momento esto pueda aclararse, pero la dilación en el tiempo de la justicia, se transforma en injusticia”, lamenta.
Pese a sus esfuerzos por mantener la cercanía y el diálogo, el contexto global presentó desafíos para el Santo Padre. Para Marcó, las relaciones del Papa con el mundo judío se vieron afectadas por la guerra en Medio Oriente, con gestos como sus llamadas al párroco de Gaza, el sacerdote argentino Gabriel Romanelli, aunque opina que era una “manera de mostrar que tiene el ojo puesto en lo que pasa en ese lugar”.
Reconoce que las relaciones pudieron ser “un poco tensas", aunque subraya que Francisco condenó el terrorismo y al mismo tiempo manifestó su preocupación por la crisis humanitaria en la región. “El Papa siempre repitió que la guerra es un fracaso”, enfatiza.
Por su parte, el rabino aclara que “hay ciertos términos que son lacerantes para los judíos como la palabra, por ejemplo, genocidio”.
“Podemos tener nuestras divergencias. Si todos opinasen como yo serían todos judíos, y si todos opinasen como el Papa serían todos cristianos”, sintetiza, llamando a “saber aceptar la disidencia como parte de la conversación”.
A pesar de estos obstáculos, ambos coinciden en que el Papa dejó una huella indeleble en el camino del diálogo interreligioso y marcó “hitos, de los cuales es difícil volver atrás", afirma Marcó.
“No nos podemos quedar satisfechos con el lugar en donde estamos, hay que seguir andando", concluye Goldman.
En un mundo donde los algoritmos “tienden a radicalizar las posturas”, opina el P. Marcó, “lo interesante del diálogo, del pensamiento plural, es que cuando dialogamos con alguien, tenemos que estar dispuestos a que algo cambie. Uno tiene que salir modificado”.
El Papa Francisco y el Rabino Skorka
El camino del diálogo con el judaísmo en Argentina desembocó en una amistad entre el Papa Francisco y el rabino Abraham Skorka, con quien escribió el libro “Sobre el cielo y la tierra”, y compartió también un espacio televisivo.
Fue Skorka quien, junto a Omar Abboud, protagonizó con el Santo Padre el icónico abrazo frente al Muro de los Lamentos, un símbolo de fraternidad entre religiones que dio la vuelta al mundo.
Cuando el Cardenal Bergoglio fue elegido Papa, Skorka lo describió como “un hombre íntegro, un hombre de una fe muy profunda, un hombre que, hasta diría, aborrece lo superficial. Un hombre de una sencillez sincera, un hombre que busca a Dios constantemente”.
En esa ocasión, el rabino anticipó a la agencia AFP que la búsqueda de fortalecer el diálogo interreligioso sería una de las claves de su pontificado.
En mayo de 2023, el rabino Skorka recibió el Doctorado Honoris Causa de la Facultad de Teología de la Universidad de Trnava, en Eslovaquia, por su contribución al avance del diálogo interreligioso.
Para la ocasión, el Papa Francisco le envió una carta de felicitación por su compromiso y por su influencia positiva en "dos generaciones de rabinos, así como de teólogos católicos y protestantes”.
"También yo he experimentado tu don de amistad y sabiduría, por el que doy gracias al Señor", expresó el Santo Padre. "Usted ha tratado justamente de mostrar que las personas de fe pueden y deben defender los derechos humanos en todas las situaciones de la vida", concluyó.
La comunidad judía de Argentina, en el corazón del Papa
El 18 de julio de 2024, al cumplirse 30 años del atentado a la AMIA, el Papa Francisco envió una carta que fue leída en el acto conmemorativo, en la que aseguró: “La memoria de aquellos que murieron en esa tragedia oscura sigue viva en nuestras oraciones y en nuestro compromiso continuo con la justicia”.
“La memoria puede ser nuestra guía. Nos enseña que recordar no es sólo mirar hacia atrás, sino también proyectarnos en esperanza hacia un futuro donde actos tan repudiables de violencia no se repitan. La memoria nos impulsa a tener presentes a los 85 hermanos de aquel 18 de julio de 1994”, expresó.
Asimismo, el Pontífice animó a no bajar los brazos en la lucha por “una justicia que no busca venganza, revanchismo, sino verdad y reparación. Una justicia que es esencial no solo para las familias afectadas, sino para la cohesión del tejido social de la nación”.
Un mensaje de esperanza al pueblo judío
Al comenzar el Jubileo de la Esperanza, el Papa Francisco dedicó un mensaje a los judíos luego del rezo del Ángelus del 26 de enero de 2025, víspera del Día Internacional de Conmemoración de las Víctimas del Holocausto.
En ese marco, condenó “el horror del exterminio de millones de judíos”, y renovó el llamado a “erradicar la plaga del antisemitismo, junto con toda forma de discriminación y persecución religiosa”.
“Construyamos juntos un mundo más fraterno, más justo, educando a los jóvenes a tener un corazón abierto a todos, en la lógica de la fraternidad, del perdón y de la paz”, fue su anhelo.