Las cuatro ambulancias donadas por el Papa Francisco a Ucrania, tres con destino Zaporiyia y la restante a Járkov, con el fin de asistir a personas heridas por el conflicto, ya están en el país.
Una de ellas fue conducida personalmente por el Cardenal Konrad Krajewski, Limosnero pontificio, desde Roma. Las otras tres, por consagrados ucranianos que los han guiado hasta las zonas donde hay combates activos y se consideran peligrosas: entre ellos,
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el obispo auxiliar de la diócesis latina de Járkov-Zaporizhzhya, Mons. Jan Sobilo, el P. Tomasz Nadbereżny, sacerdote que antes de la guerra sirvió en Melitopol, y el director de Cáritas-Spes de la diócesis de Járkov-Zaporiyia , el P. Wojciech Stasiewicz.
En otras ocasiones, el Pontífice ha bendecido antes del viaje las ambulancias, pero esta vez la Oficina de Prensa no lo ha especificado.
“Gracias a Dios llegamos después de 3.300 kilómetros de viaje. No tuvimos mayores dificultades, salvo las debidas a la nieve; tuvimos que ir más despacio porque la carretera estaba helada”, explicó en declaraciones a Vatican News.
La primera parada de este viaje a las entrañas de la guerra en Ucrania ha sido la ciudad de Zaporiyia, el sur del país, que a finales de enero fue blanco de uno de los peores ataques del ejército ruso contra la población civil registrado en los últimos meses.
Dos bombardeos en la ciudad dejaron más de 20 muertos. En la región del mismo nombre se encuentra también la central nuclear tomada por las tropas rusas durante las primeras semanas tras la invasión de 2022. Ambas partes se acusan periódicamente de poner en peligro la seguridad de esta instalación nuclear, la mayor de Europa.
Según informó el portal de noticias del Vaticano, el Cardenal Krajewski se dedicó a distribuir alimentos y otros bienes de primera necesidad, comprados gracias a las donaciones recibidas por la Limosnería Apostólica.
Muchos ucranianos, que lo han perdido todo por las bombas, comienzan a hacer fila a las cinco de la mañana en la plaza frente a la Concatedral de Dios Padre Misericordioso.
Llegan sobre todo mujeres con bolsas de plástico que llenan de pan, latas de carne atún o paquetes de pasta y arroz. Junto al limosnero pontificio están también los hermanos de la Tercera Orden de San Francisco Siervos de los Pobres (franciscanos albertinos) elaboran pan para donarlo a la población.
"Distribuyen un poco de comida tres o cuatro veces por semana pero esto significa que la gente tiene hambre, hay pobreza en esta zona de guerra", aseguró el Cardenal Krajewski.
El obrador que gestionan los frailes es bastante viejo y no funciona como antes. Por lo que el purpurado les ha prometido que con las donaciones recibe el Papa Francisco para las obras de caridad, a través por ejemplo de la recaudación del Óbolo, podrán comprar uno nuevo.
“Fui a la panadería donde trabajan. Tienen un horno de unos 15 años y, por lo tanto, deberían cambiarlo. Les prometí que el Papa se encargaría de esto y que podrían seguir horneando con seguridad”, explicó.
Tras la entrega de los medios, el cardenal expresó su intención de estar cerca de los que sufren, visitando algunas estructuras, donando lo necesario, llevando así el consuelo del Papa Francisco a la "atormentada Ucrania".