El Papa Francisco señaló que "el amor vale más que la inteligencia" al citar al filósofo francés, Jacques Maritain, en su mensaje dirigido al presidente de Francia, Emmanuel Macron, con motivo de la “Cumbre para la Acción sobre la Inteligencia Artificial”.
"Invito a acoger como axiomático el principio expresado tan elegantemente por otro gran filósofo francés, Jacques Maritain: 'El amor vale más que la inteligencia', aseguró el Pontífice refiriéndose a su obra Reflexiones sobre la inteligencia publicada en 1938.
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El Santo Padre también aplaudió los esfuerzos de Europa por controlar las consecuencias nocivas para la sociedad que puedan derivarse del uso de la Inteligencia Artificial (IA): “Me complacen los esfuerzos realizados, con valentía y determinación, para iniciar un camino político en el sentido de proteger a la humanidad contra un uso de la inteligencia artificial que limite la visión del mundo a realidades expresables en cifras y encerradas en categorías preconcebidas, eliminando el aporte de otras formas de verdad e imponiendo modelos antropológicos, socioeconómicos y culturales uniformes”.
De esta manera, el Pontífice elogió la “política sana” que quiere inscribir las novedades tecnológicas en un “proyecto orientado al bien común”.
Así, deseó que la cumbre de París que concluye este martes 11 de febrero “avance para que se cree una plataforma de interés público sobre la inteligencia artificial”.
En los trabajos conclusivos de la cita intervino, entre otros actores, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
La dirigente europea anunció un plan de inversión de 200.000 millones de euros por parte de la Unión Europea (UE) como parte de la estrategia para impulsar el desarrollo tecnológico en el continente.
En la carta, el Papa Francisco también pidió que cada nación “pueda encontrar en la inteligencia artificial un instrumento, por un lado, de desarrollo y lucha contra la pobreza, y por otro, de protección de las culturas y lenguas locales”.
“Solo así podrán todos los pueblos de la tierra contribuir a la creación de datos, que serán utilizados por la inteligencia artificial, representando la verdadera diversidad y riqueza que caracteriza a toda la humanidad”, afirmó el Santo Padre.
En este sentido, pidió que en futuro se “examinen más detalladamente los efectos sociales de la inteligencia artificial en las relaciones humanas, en la información y en la educación”.
En todo caso, el Papa Francisco avisó de que la “cuestión fundamental” es antropológica.
Es decir, si el hombre, “como hombre en el contexto del progreso tecnológico, se vuelve realmente mejor, es decir, más maduro espiritualmente, más consciente de la dignidad de su humanidad”, reseñó al citar la encíclica Redemptor hominis de san Juan Pablo II publicada en 1979.
En la misiva también recordó su participación en el G7 organizado en la región italiana de Apulia en la que subrayó la urgencia de “garantizar y proteger un espacio de control significativo del ser humano sobre el proceso de elección de los programas de inteligencia artificial”.
No obstante, el Papa Francisco se mostró “convencido” de que la inteligencia artificial puede convertirse en una herramienta poderosa para los científicos y expertos que buscan juntos soluciones innovadoras y creativas en favor de la sostenibilidad ecológica de nuestro planeta.
Sin embargo, alertó de que el consumo de energía asociado al funcionamiento de las infraestructuras de la inteligencia artificial “es en sí mismo altamente consumidor de energía”.
El Papa Francisco también se refirió a su cuarta encíclica Dilexit nos en la que distingue la categoría de los algoritmos de la del corazón. En esta perspectiva, también cita el texto titulado “Inteligencia Artificial e Inteligencia Humana”, publicado de forma conjunta el pasado 28 de enero por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe y el Dicasterio para la Cultura y la Educación.
Por ello pidió a los participantes de la cita de París que “no olviden que el sentido de la existencia del hombre sólo proviene de su corazón”.