El presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Luis Argüello, instó a los cristianos a ser “signos e instrumentos de la misericordia de Dios” al final del Congreso de Vocaciones que se ha celebrado durante este fin de semana en Madrid.
En la homilía de la Misa de envío que ha marcado el final de este gran evento impulsado por los obispos españoles, pidió “remar mar adentro hacia la espesura de la historia” y también “atravesar las dificultades y anunciar el Reino de Dios” en todos los ambientes, especialmente en el “trabajo”.
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Porque “si salimos a la misión, encontraremos a Jesucristo en el rostro de los pobres y hambrientos, que nos invitarán a convertir nuestro corazón y a unir nuestras manos para luchar contra lo políticamente correcto y ofrecer una antropología de comunión frente a la antropología del Estado que quiere abrirse paso entre nosotros” añadió.
Mons. Argüello se dirigió a los consagrados que son “ensayos de alabanza, de fraternidad, de acoger a los que están tirados en las cunetas de la historia”.
También a los matrimonios que definió como “esa Iglesia doméstica” que hace presente “el amor singularísimo que Cristo tiene a su esposa; la Iglesia”.
Haciendo hincapié en el carácter de unión y fraternidad, el también obispo de Valladolid señaló que todos los fieles, laicos y consagrados, están “juntos en la misma barca” y les instó a ser “signos e instrumentos de la misericordia de Dios”.

Mons. Argüello se refirió a continuación al timón, el ancla y el timonel que están presentes en la gran nave de la Iglesia.
“El timón nos conduce siguiendo la senda de la Palabra y nos indica por dónde caminar, y además es singular porque no fija la barca, sino que le da seguridad ante las turbulencias y los vientos contrarios”, explicó.
También dijo que “el ancla es el altar” y el timonel, la “lanza, que mueve y nos mantiene firmes peregrinando y navegando”.
El presidente de la CEE retomó el lema del congreso y se preguntó: "¿Para quién soy?".
“Para el Señor en los hermanos. Aquí estamos, Señor, envíanos para hacer tu voluntad”, aseguró.
En todo caso, consideró que a veces se puede “dudar” de las propias fuerzas y de la esperanza. Si eso sucede, explicó, hay que acudir siempre “al ancla de nuestra barca, que es Jesucristo en el altar, porque el ancla es el símbolo de la esperanza para el pueblo de Dios”.
Campaña de Manos Unidas contra el hambre
La jornada coincidió con la celebración de la campaña de Manos Unidas contra el hambre. Mons. Argüello invitó a pensar en esa cruel realidad como un “resumen de injusticias”.
En el hambre “se concentran las desigualdades económicas, las injusticias políticas, los desastres naturales”, constató.
Un drama “que es provocado por las guerras y por una economía que mata, pero también nuestra insolidaridad y nuestra indiferencia”, explicó.
Al referirse a la Campaña contra el Hambre de Manos Unidas, que este domingo se llevó a cabo en todas las parroquias españolas, dijo que era una oportunidad para “ir a lo hondo de las causas de los problemas y poner nuestro granito de arena para que la tierra que Dios nos ha regalado sea un verdadero hogar de familias”.
La urgencia de promover una cultura vocacional
Antes de la celebración de la Eucaristía final del Congreso de Vocaciones, intervino el equipo formado por el psicólogo, Alfonso Salgado, la periodista, María Ruíz, Raúl Tinajero, Luis Manuel Suárez, cfm, Juan Carlos Mateos, José María Calderón y Mons. Jesús Pulido que tildaron el encuentro como “una gran fiesta del Espíritu” ya que en él se ha experimentado que toda vocación cristiana, asumida y entregada.
De este modo, subrayaron que el evento fue en sí mismo un “mensaje de alegría para la Iglesia y para el mundo, que en ocasiones muestra un rostro a-vocacional o incluso anti-vocacional”.
“La misión es el corazón de nuestra identidad”, señalaron en esta última ponencia. “Esta manera de entender la misión tiene consecuencias, no fuera de nosotros, sino en nosotros mismos”, añadieron.
Así consideraron que toda vocación “nace en Dios, toca el corazón del ser humano en un contexto determinado, y es una llamada para el bien del mundo”.
Con el discernimiento cristiano como punto de inicio, y ante las más de 3.000 personas que se reunieron en esta cita, instaron a “transitar el camino que va desde los sueños a los retos”.
También reflexionaron sobre cómo se puede crecer como Iglesia misionera y llamaron a “acoger la llamada y reavivar la inquietud por el Evangelio frente a la desilusión”.
La cultura vocacional se caracteriza, según la periodista y el psicólogo, por el “anuncio del Evangelio, la entrega de una antropología cristiana, la vida entendida como llamada y servicio, donde prevalece la apertura y no la autorreferencialidad”.

“Hacemos una llamada al pueblo de Dios para promover en la Iglesia la urgencia vocacional y misionera”, subrayaron los ponentes.
Además, recalcaron la importancia de “dar a la pastoral un alma vocacional y fomentar una organización vocacional de comunión”.
Durante su alocución, se detuvieron en el proyecto, todavía en desarrollo, de un Servicio Pastoral Vocacional Nacional (SPVn) donde participan la Comisión de Laicos, la del Clero, la de Vida Consagrada, la Comisión episcopal de Misiones, CONFER y CEDIS, así como las comisiones de Educación y Catequesis.
Por otro lado, destacaron la “urgencia” de llevar a cabo este recorrido vocacional porque “la conciencia vocacional y misionera puede estar debilitándose en la Iglesia”.
“Este es un compromiso urgente que hoy llega a nuestras familias, barrios y parroquias, pueblos y ciudades, congregaciones e instituciones apostólicas, diócesis y organismos eclesiales, pero, sobre todo, es una llamada a todos los que hemos podido vivir esta fiesta del Espíritu”, concluyeron.