A un año del megaincendio que afectó la zona centro de Chile, el Obispo de Valparaíso, Mons. Jorge Vega, se unió a la comunidad de Villa Independencia, uno de los sitios más afectados, para celebrar una Misa y rezar por los fallecidos  a causa de esta tragedia.

La Eucaristía tuvo lugar este domingo en la capilla Jesucristo Sacramentado, con el propósito de pedir a Dios por las 137 personas que perdieron la vida, por sus familias, y por los daños materiales que aún hoy se perciben en la zona, donde el fuego arrasó con nueve mil hectáreas y dejó 16 mil damnificados.

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Mons. Vega: Llamado al perdón y a la justicia

En su homilía, Mons. Vega animó a pedir perdón como sociedad y también llamó al Estado a pedir perdón por la “gran falla que está teniendo, por no salir al encuentro de las necesidades de su pueblo”.

“Da rabia también que se gasten sumas estratosféricas de dinero en comprar casas para museos y no se compren las casas que cada uno de los chilenos necesita, que han sido más afectados”, subrayó, en referencia al anuncio de la compra de la casa del expresidente Salvador Allende Gossens, por parte del Gobierno, para la creación de un museo en Providencia.

“¿Cómo podemos gastar cifras considerables de dinero para comprar una casa para museo siendo que tenemos tantos hermanos, tantos compatriotas que están viviendo casi en un ruco? Tenemos que pedir perdón”, insistió el obispo.

El prelado invitó asimismo a rezar por las víctimas y sus familias, y por los culpables de provocar el megaincendio, pidiendo justicia pero perdonando como Jesús lo hace, al tiempo que agradeció las muestras de solidaridad a partir de la emergencia, tanto de amigos, familiares, compañeros de trabajo, vecinos, organizaciones del país y del extranjero. 

Una respuesta frente la huelga de hambre de los damnificados 

Ante la inminente huelga de hambre de los vecinos damnificados, el prelado pidió que cuiden su salud y el don de la vida. “Me preocupa, porque la huelga de hambre uno no sabe en qué termina, puede afectar la salud. Ya tuvimos tantas personas que fallecieron, 137 muertos por lo menos, no podemos permitir que, por causa de la desidia de algunos, se nos enferme otro tanto, un grupo de ciudadanos, no podemos permitirlo, por eso les pido cuidado con esta medida”.

Trabajo de la comunidad y las autoridades

El P. Sergio Herrera, administrador parroquial de Asunción de María, destacó que, a un año desde este trágico incendio, “como comunidad, como Iglesia, como parroquia, hemos hecho un esfuerzo por permanecer presentes aquí en la villa”. 

“Este es un sector inmensamente grande que se vio afectado por esta tragedia”, señaló, “de manera que nuestro esfuerzo se ha enfocado en poder acompañar y sostener a esta comunidad sufriente, desde lo que nos toca a nosotros que es la espiritualidad y la fe, y a partir de esta labor nuestra hemos podido ir articulando distintos proyectos de ayuda, de compañía, de asistencia para la comunidad afectada”, precisó.

Para ello, contaron con la colaboración de distintas organizaciones que ofrecieron ayuda con talleres de psicología, de acompañamiento espiritual, de asistencia técnica para los vecinos que aún están en el proceso de reconstruir sus casas, y de asistencia social. “Estamos muy agradecidos también de todas las organizaciones, de las instituciones que nos han apoyado en este caminar”, manifestó el sacerdote.

Sin embargo, el P. Herrera advirtió que “ha sido un tiempo donde las autoridades han tenido una respuesta, a ratos, insuficiente, frente a toda la tragedia que hemos vivido”. 

“El mismo incendio incluso podría haberse controlado de otra manera y sin embargo eso no ocurrió, y todo eso nos habla de distintas negligencias que nuestras autoridades han tenido durante el desarrollo del incendio y también en el proceso posterior, especialmente para dar una solución a todas las personas, a todas las familias, a la comunidad que hoy día se ve afectada y carece de un techo digno donde vivir”, lamentó.

El esfuerzo de las familias afectadas

Edith Morales, agente de pastoral de la parroquia, hizo hincapié en el trabajo de las familias que se vieron afectadas por el incendio: “Cada una de las familias se está preocupando de reconstruirse ellos mismos, reconstruir sus hogares”, afirmó. 

“Este año ha sido muy difícil y lo único que la gente espera en la comunidad es eso, reconstruir la capilla para poder sentirnos acogidos”. 

Otra de las agentes pastorales, Cecilia Morales, visiblemente conmovida, aseguró que “es una angustia grande recordar”, pero destacó la presencia de “tanta gente que nos ayudó, tanta gente que nos llenó el corazón de amor”. 

“Gracias al Señor estamos bien, sobrevivimos”, destacó, pidiendo al Señor “el consuelo para las familias” y la solución habitacional para quienes perdieron sus hogares.