El Papa Juan Pablo II presidió este domingo la beatificación de cinco Siervos de Dios, Pierre Vigne (1670-1740); Joseph-Marie Cassant (1878-1903); Anna Katharina Emmerick (1774-1824); María Ludovica De Angelis (1880-1962); y el Emperador Carlos de Austria (1887-1922); durante una ceremonia en la que llamó a imitar a los nuevos bienaventurados reconocidos por la Iglesia.
Ante los representantes de las principales familias nobles de Europa –presentes por la beatificación del último emperador de la Casa de los Ausburgo- y cerca de 30.000 peregrinos, el Pontífice destacó que los cinco nuevos beatos, “se han dejado guiar por la Palabra de Dios como por un faro luminoso y seguro, que nunca ha dejado de iluminar su camino”.
El Padre Pierre Vigne, dijo el Papa, “fue conducido a ser un verdadero discípulo y misionero fiel a la Iglesia”; y exhortó: ¡Que la Iglesia en Francia encuentre en el Padre Vigne un modelo, para que crezcan nuevas semillas del Evangelio!”.