El Arzobispo de Madrid (España), Cardenal José Cobo, visita este domingo la parroquia donde se guarda la imagen de Nuestra Señora de Madrid, que fue robada en el siglo XVI y utilizada en una casa de prostitución.
Según detalla en su sitio web la parroquia de San Vicente Ferrer, dos religiosos de la Mínima Congregación de los Hermanos Enfermeros Pobres, fundada por Bernardino de Obregón, pedían limosna en el Callejón de la Duda y reconocieron la talla, que había sido sustraída de una ermita.
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En 1587, el emperador Felipe II decidió unificar los hospitales de la ciudad, fundando el Hospital General, cuyo edificio es hoy el Museo Reina Sofía.
Bernardino de Obregón, avisado del caso, trasladó la imagen de madera y 130 centímetros a dicho hospital, donde servían sus hermanos, conocidos como enfermeros obregones.
La imagen estuvo desde entonces ligada al consuelo de los enfermos. En 1968, se trasladó la imagen a la llamada entonces Ciudad Sanitaria Francisco Franco, hoy Hospital Gregorio Marañón.
La imagen se encuentra hoy en el lugar que desde 1986 fue la Capilla de Nuestra Señora de Madrid y que funcionaba como lugar de descanso espiritual para los familiares de los pacientes del Hospital Gregorio Marañón.
La parroquia de San Vicente Ferrer fue establecida en 1955. Su primer templo fue la capilla del Hospital Niño Jesús y, tras un periodo sin templo, adoptó la capilla de Nuestra Señora de Madrid como lugar de sus celebraciones litúrgicas en 1986.
Según la versión ofrecida por la Archidiócesis de Madrid, la talla fue rescatada por la Orden de San Juan de Dios y mandado a galeras el ladrón, fue declarada patrona de Madrid y que fuera celebrada el día de la Candelaria.
Ese día, además de procesionar, se repartían panes a los necesitados, gesto que se emula hoy, regalando panecillos a los niños tras la Misa en el día de su fiesta.
Este año, debido a la visita del Cardenal Cobo, la fiesta se adelanta del 2 de febrero al 26 de enero.
La talla, de 300 kilos de peso, está situada a la derecha del presbiterio, cerca del Sagrario. Cuenta con mantos de diferentes colores, que se cambian de acuerdo al tiempo litúrgico.
A la altura del vientre, se le añadió en el siglo XIX un Niño Jesús que, durante la Cuaresma, es sustituido por una corona de espinas.