El Papa Francisco ha otorgado la medalla Pro Ecclesia et Pontífice a la española Lydia Jiménez, presidenta del Consejo Directivo de la Universidad Católica de Ávila (UCAV) y directora general del Instituto Secular Cruzadas de Santa María.
Según informa la Universidad Católica de Ávila, “la insignia recibida por la abulense reconoce su trayectoria en las Cruzadas de Santa María”, un instituto secular fundado por el jesuita español Venerable Tomás Morales.
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Las Cruzadas de Santa María están presentes en 19 diócesis españolas y han extendido su apostolado a Alemania, Italia, Irlanda, Perú, México, Colombia, Chile, Camerún, Cuba, EE.UU. y Uruguay.
Según se detalla en su sitio web, su espiritualidad tiene “tronco ignaciano con savia carmelitana”, tal y como lo definió su fundador y su apostolado se define por ser “consagradas en el mundo” y “contemplativas en la acción”.
Según destaca la Universidad Católica de Ávila sobre la galardonada, “Juan Pablo II y Benedicto XVI ya apreciaron en ella a una gran colaboradora de la Iglesia. Y, ahora, el Papa Francisco le hace entrega de esta insignia de honor, la cual Lydia Jiménez ha agradecido, aunque nunca pensó que fuera a ser merecedora de ella, como ha comentado”.
El P. Morales y Lydia Jiménez colaboraron desde que se conocieron en Madrid en los años 60 del siglo XX. En 1965, las Cruzadas de Santa María obtuvieron su aprobación como Pía Unión. En el año 1989 se constituyeron como Instituto Secular de derecho diocesano y en el año 2000 como Instituto Secular de Derecho Pontificio.
Desde 1999 hasta 2016 Lydia Jiménez fue consultora del Dicasterio para los laicos, familia y vida. Desde 2001 también es consultora del hoy Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica.
En 2012 fue designada auditora en el Sínodo de los Obispos sobre la nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana convocado por Benedicto XVI.
La Cruz Pro Ecclesia et Pontífice es una condecoración papal instituida por León XIII en 1888 con motivo del cincuentenario de su ordenación sacerdotal y trata de reconocer el “largo y excepcional servicio a la Iglesia católica o al Papa”.