Este 24 de mayo es la fiesta de María Auxiliadora, advocación que San Juan Bosco impulsó en todo el mundo. Por ello los salesianos han publicado una oración con la que los fieles y devotos pueden consagrarse a aquella que auxilia en los tiempos difíciles.

Con motivo de la Novena a María Auxiliadora, que se reza del 15 al 23 de mayo, los salesianos publicaron una guía para prepararse cada día para la gran fiesta de la Madre de Dios.

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En la reflexión para el último día de la novena, el Décimo Sucesor de Don Bosco, Cardenal Ángel Fernández Artime, indica que “María Auxiliadora es ayuda en los momentos más dolorosos, es compañera de viaje en la vida, es el tesoro escondido, es la perla preciosa”.

“A María Auxiliadora, que nos guía hacia Jesús y nos inspira a través del ejemplo de Don Bosco, le damos gracias y le encomendamos toda nuestra vida”.

Más adelante los salesianos ofrecen a los lectores un acto de entrega espiritual a María Auxiliadora, en el que se le pide ayuda a la Madre de Dios para aceptar los momentos dolorosos con fe y transformar las situaciones de muerte en vida nueva. A continuación el rito de Consagración a María.

1. Oración inicial
Virgen María, mujer íntegra y fuerte
que al pie de la cruz, eres testigo del amor y de obediencia
de tu Hijo a la voluntad del Padre,
enséñanos a aceptar el dolor con fe,
como mujeres y hombres profundamente creyentes.
María Auxiliadora, maestra de nuestros corazones,
auxilio en los momentos dolorosos y difíciles,
te confiamos la desolación de la humanidad doliente.
Ayúdanos a transformar las situaciones de muerte
en Vida nueva y fecunda
y acompáñanos al encuentro con Jesús VIVO en la Eucaristía,
sosteniendo nuestra fe con entusiasmo y Esperanza
para testimoniar a todos la fuerza del Amor.
“Ad Jesum per Mariam” (A Jesús por María). Amén.

2. Rezar 3 Padres Nuestros, Avemarías y Gloria al Santísimo Sacramento con la jaculatoria: “Sea alabado y reverenciado en todo momento, el Santísimo y Divinísimo Sacramento”

3. Rezar 3 Salves con la jaculatoria: “María Auxiliadora de los cristianos, ruega por nosotros”.

4. Oración final

Acordaos, oh piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir
que ninguno de los que han acudido a tu protección, implorando
tu asistencia y reclamando tu socorro, haya sido abandonado de ti.
Animado con esta confianza, a ti también acudo, oh Madre, Virgen
de las vírgenes, y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados, me
atrevo a comparecer ante tu presencia soberana. No deseches mis
humildes súplicas, oh Madre del Verbo divino, antes bien, escúchalas
y acógelas benignamente. Amén.