La Confederación de Clarisas de España y Portugal, que agrupa a casi 180 conventos de 10 federaciones en la península ibérica, ha emitido un comunicado en el que recuerdan que no se puede vivir esta forma de vida religiosa fuera de la Iglesia Católica.

Esta afirmación se produce días después de que la comunidad de Belorado-Orduña hiciera público, mediante una carta y un manifiesto de contenido cismático y sedevacantista firmado por su abadesa, que las religiosas se ponían bajo la jurisdicción de un falso obispo que se encuentra excomulgado. 

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“La fidelidad a nuestra Forma de Vida tal como Clara y Francisco querían, supone la comunión con el Magisterio de la Iglesia, de la cual profesamos que es una, santa, católica y apostólica. No se puede ser clarisa fuera de esta obediencia”, expresan. 

En este sentido, recuerdan que la santa fundadora dejó establecido en su regla que, así como ella prometió “obediencia y reverencia al Señor Papa Inocencio y a sus sucesores canónicamente elegidos, y a la Iglesia Romana”, así como a San Francisco de Asís y sus sucesores, “las demás hermanas están siempre obligadas a obedecer a los sucesores del bienaventurado Francisco” y que “sin este vínculo con la raíz, no hay forma de vida clariana”.

El texto de la confederación ibérica de las clarisas también expresa su adhesión “al Concilio Vaticano II como kairós del Espíritu para la vida de la Iglesia” y que quieren “caminar según sus orientaciones”.

Disposición a acogerlas de nuevo

El documento también señala la disposición a que sean readmitidas si expresan arrepentimiento: “Si estas hermanas reconocen su error y vuelven a la comunión con la Iglesia Católica y a la Orden de Santa Clara, manifestamos nuestra disponibilidad para acogerlas nuevamente, con el mismo cariño que se las recibió el día de su Profesión”.

Así, instan a la comunidad de Belorado-Orduña a volver a la Iglesia Católica: “Os pedimos, como San Pablo, que os dejéis reconciliar con Dios (2Cor 5, 20) y que volváis al seno de la Iglesia, origen de vuestra fe y de vuestra consagración, del que os estáis alejando”.

¿Qué ha sucedido con la comunidad de clarisas de Belorado y Orduña? 

El pasado 13 de mayo, día de la Virgen de Fátima, se hicieron públicas una carta y un llamado “manifiesto católico”, ambos firmados por la abadesa de las clarisas de Belorado y Orduña —dos monasterios que se encuentran en la Archidiócesis de Burgos y la Diócesis de Bilbao— en el que anuncian su separación de la Iglesia Católica

Además, se anunciaba que la comunidad se ponía bajo la jurisdicción de un falso obispo excomulgado en 2019 llamado Pablo de Rojas, con quien habrían formalizado esta petición el pasado 8 de mayo.

Además de razones de orden teológico y eclesial, la abadesa también refería en su carta problemas de tipo económico de la comunidad, al no poder vender el Monasterio de Derio (en la Diócesis de Bilbao) donde hasta hace poco vivían las hermanas, para hacer frente al contrato de compraventa suscrito con la Diócesis de Vitoria en 2020 referido al Monasterio de Orduña. 

El Arzobispo de Burgos, Mons. Mario Iceta, ofreció una rueda de prensa y publicó un comunicado junto al Obispo de Vitoria, Mons. Juan Carlos Elizalde en el que da detalles de la situación de las religiosas e instaba a su vuelta a la comunión. 

El 16 de mayo, la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada de la Conferencia Episcopal Española emitió una nota en la que expresaban su duda sobre la unanimidad de la decisión en el seno de la comunidad. 

Poco después se conoció que la hermana María Amparo abandonó el convento de Belorado “sobre todo, para no para no pertenecer a esta secta” y después de tres días sin celebrar la Eucaristía y sentirse bajo “una vigilancia total para que no pudiera hablar con las hermanas mayores”.

En una entrevista, la religiosa dio detalles de cómo se enfrentó el domingo 12 de mayo al falso obispo y recriminó que ni siquiera se hubiera convocado el capítulo para tomar una decisión, reivindicando su adhesión a Mons. Iceta y al Papa Francisco. 

Mons. Iceta, en una entrevista radiofónica, expresó el viernes 17 de mayo sus dudas sobre la conciencia de las religiosas acerca del alcance de su situación: “No sé si se dan cuenta de las consecuencias profundas que tiene este paso y por eso mi opción o mi parecer es que no hay que precipitarse, que pase este maremágnum mediático, vamos a ver si es posible entablar una relación con ellas y dialogar”.