Este 6 de mayo la Iglesia Católica celebra la fiesta de Santo Domingo Savio, quien compuso una oración a la Virgen María que poco se conoce, pero que Don Bosco recogió en uno de sus libros para la posteridad.

Don Bosco escribió un libro sobre Domingo Savio y allí cuenta que cuando el joven santo hizo su primera comunión fijó cuatro propósitos que fueron guía para toda su vida.

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“Recuerdos hechos por mí, Domingo Savio, el año 1849 cuando hice mi Primera Comunión teniendo siete años: 1) Me confesaré frecuentemente y comulgaré todas las veces que el confesor me lo permita. 2) Santificaré los días festivos. 3) Mis amigos serán Jesús y María. 4) Morir antes que pecar”.

Más adelante, Don Bosco narra que el día que se proclamó el dogma de la Inmaculada Concepción, 8 de diciembre de 1854, Domingo se fue ante el altar de la Virgen y renovó las promesas que hizo en su Primera Comunión. Estando allí, pronunció la siguiente oración una y otra vez:

“María, te doy mi corazón; que sea siempre tuyo. Jesús y María, que seáis siempre mis amigos; pero, por piedad, dejadme morir antes que tener la desgracia de cometer un solo pecado”.

Posteriormente, Don Bosco relata que, antes de morir, Domingo recibió por última vez los sacramentos de la Penitencia y la Comunión. Recordó las promesas de su Primera Comunión y les dijo a Jesús y María que ahora serían los amigos de su alma por siempre. “Lo repito y lo digo mil veces: morir, pero no pecar”, añadió con valentía.

Luego dejó un mensaje para los fieles del mundo. “Ahora estoy contento; es verdad que tengo que hacer el largo viaje de la eternidad, pero con Jesús en mi compañía, no tengo nada que temer. Dilo siempre, dilo a todos: quien tiene a Jesús por amigo y compañero ya no teme ningún mal, ni siquiera la muerte”, enfatizó Santo Domingo Savio.